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—Debió ser una perra, la que te dejó así de jodido.
Merle veía a Len, quien le estaba hablando a Daryl, con enojo.
Pero simplemente intentó alejarlo de ahí.
Había pasado un poco más de una semana desde todo lo ocurrido en la prisión.
Ambos hermanos habían pasado esos días con Beth, hasta que hace un par de días, la chica se había ido en un auto, dejándolos a ambos solos.
Merle había visto a Daryl y a Beth volverse más cercanos en esos días, él ayudaba a la chica cuando lloraba por su padre, ella lo ayudaba a él cuando lloraba por Cameron, se ayudaban a no sentirse solos, por lo que sabía que su hermano estaba triste porque ella se fuera.
Primero Cameron y ahora Beth.
Lo único bueno había sido que habían encontrado a un pequeño grupo de hombres, liderados por un tal Joe. Que los había dejado unirse. Al menos ya no estaban completamente solos.
Aunque ambos hermanos dudaban de lo bueno del grupo, era mejor que nada.
A excepción de Len, uno de los hombres, quien no se llevaba muy bien con el menor de los dos hermanos, Merle siempre intentaba tranquilizarlo, para que no lo terminarán matando o sacando del grupo.
Hasta que Len volvió a hablar, llamando la atención de ambos hombres.
—Dime, ¿era pequeña?, esas son las peores. Aunque son las que más me gustan. Aún más cuando son rubias. ¿Era rubia?
Ambos hermanos se vieron unos segundos, para luego ver al otro hombre, con enojo.
Daryl vio como Merle se acercaba a Len, mientras levantaba el cuchillo de su no-mano, pero Daryl lo detuvo, ya que Joe se estaba acercando a ellos.
—A ver. Veamos si podemos solucionar este problema. –resonó la voz del líder. —¿Dijiste que era tuyo? –preguntó, viendo a Len.
—Ya lo creo. –aseguró, con una sonrisa.
—Una mierda. –gruñó Merle. —Eso es de mi hermano, él lo vio primero.
—Len lo pidió. Le pertenece a Len. –explicó el líder.
Joe siguió hablando con Daryl y Len, mientras Merle estaba recostado a uno de los árboles, escuchándolos discutir por un conejo que habían cazado.
Élya estaba viejo para discutir por estupideces, así que solo cuidaba que nada lepasara a su hermano.
Hasta que Joe se acercó a otro árbol, y cortó al conejo a la mitad, dándole un pedazo a Daryl y otro a Len.
Daryl de mala gana lo tomó, guardándolo en su bolsa, mientras Joe y Len se iban con los demás.
—Cam hubiera convencido a Joe de que el conejo era suyo. –susurró Merle, con algo de nostalgia y burla. —Y luego los hubiera matado a los dos.
—Cam no hubiera entrado en este grupo para empezar. –aseguró el menor, casi en gruñido.
Ambos hermanos se vieron unos segundos, sin hablar.
Merle se sentía culpable por no estar buscando a Cameron, pero también se sentía totalmente desesperanzado.
Ni siquiera sabían si estaba viva o muerta.
Lo único que sabían es que ambos la extrañaban.
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