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Cameron sentía su cuerpo temblar por el frío, mientras se abrazaba a sí misma, e intentaba ver por la pequeña luz que relucía por debajo de la puerta.
Llevaba varios días ahí, apenas le daban de comer, y la vieja cobija que le habían dado ya ni siquiera la cubría del frío.
Estaba en el Santuario de los Salvadores, adentro de una pequeña y oscura habitación que probablemente había sido diseñada para ser un closet, pero ahora era todo lo que la chica tenía.
Tenía su blusa y pantalón, aunque le habían quitado su chaqueta y todas sus armas, pero al menos era algo. Ya que, por lo que había escuchado, su hermano no había tenido tanta suerte como ella.
Realmente no tenía forma de saberlo, no lo había visto desde la última noche que estuvo con el grupo, los había separado y asegurado de que estuvieran lo más lejos posible, por lo que el hombre probablemente estaba hasta el otro lado del edificio.
Lo que sí sabía, es que lo habían golpeado varias veces por culpa de ella.
La primera noche en el santuario, la chica había intentado huir, e incluso había logrado abrir la puerta del pequeño armario usando un pasador para el cabello. Aunque no había llegado muy lejos antes de volver a ser atrapada por los salvadores, quienes la habían regresado a su lugar.
Esa había sido la razón por lo que le habían quitado todo a Daryl, incluso había visto a varios Salvadores usando la ropa de su hermano.
Otro día le había saltado encima a Dwight cuando este fue a dejarle su almuerzo, y había logrado golpearlo, pero no había logrado nada más, y esos mismos salvadores que tenían la ropa de su hermano habían ido a golpearlo.
Y la vez que no quiso comer, no le dieron comida a su hermano por unos días.
Todo por culpa de ella.
Ya había entendido eso, y ya estaba muy cansada para intentar cualquier otra cosa, y sólo quería quedarse ahí a esperar a que la mataran.
La gran puerta se abrió, haciendo que la chica se tuviera que tapar los ojos por la repentina luz que llenó el pequeño lugar, y al volver a abrirlos, logró ver a Dwight, con un plato de comida en sus manos.
-¿No hay ningún comentario hoy? -preguntó el hombre, viendo a la chica, con aire de superioridad. -¿Ningún insulto esta vez?
Cameron simplemente lo miraba mal, pero sin decir nada.
Ella se había asegurado de insultar a Dwight cada vez que lo veía, y el poder escuchar a los Salvadores hablar afuera le había ayudado a hacer los insultos un poco más personales, lo cual le había gustado. Hasta que vio cuán mala era la idea.
—En verdad que eres una mierda. -le había dicho una vez, sin importancia. —Eso explica porque tu esposa prefirió ir a cogerse a Negan antes que a ti.
