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Merle miraba a Cameron dormir, asegurándose de que todo estuviera bien, casi con paranoia.
Los dos niños estaban dormidos en los asientos traseros del auto, con la cabeza en el regazo de Michonne, quien acariciaba el cabello de ambos lentamente, ambos niños estaban abrazados, y por primera vez Merle lo prefería así.
La niña vestía con la camisa marrón que usualmente Merle usaba encima de su camiseta, y encima traía el chaleco de cuero negro de Daryl, la ayudaban a sentirse protegía, aunque le quedarán enormes.
Ya era de mañana, les había costado un poco hacerla dormir, Cameron había pasado toda la noche abrazada a sus hermanos, llorando un poco, mientras ellos la abrazaban, pero finalmente estaba descansando.
El mayor caminó hacia su otro hermano, quien estaba sentado hablando con Rick, y se sentó frente a él, colocando el bolso de la niña entre ambos, pues ella tenía bastantes medicamentos, y ambos estaban bastante lastimados.
-Nosotros íbamos atrás. Pensábamos largamos. Hasta que vimos que eran ustedes... No sabíamos de lo que ellos eran capaces.
Explicaba el arquero, sin mirar al líder.
Merle no decía nada, estaba enojado con él mismo por haberse metido en esa situación, por haber puesto en peligro a sus hermanos. Así que simplemente se acercó a Daryl, empezando a limpiar su ojo morado, sin hablar.
-No es culpa de ustedes. -aseguró el líder, pero ninguno de los dos hermanos respondió. -Lo importante es que están bien y están con nosotros ahora. Es todo lo que importa. Ustedes son nuestra familia también.
Daryl tenía una pequeña, minúscula, sonrisa en el rostro, al igual que su hermano mayor, pero no dijo nada.
-Lo que hiciste ayer. -comentó Merle, sin dejar de curar el ojo de su hermano. -Cualquiera lo habría hecho, tal vez no de esa forma, pero lo habría hecho. Aunque creo que no me lo esperaba del comisario amigable. No sabía que eras así.
Rick tenía una fría pero burlona sonrisa en el rostro.
-No siempre soy así. Pero a veces sí. Por eso sigo aquí. Por eso Carl sigue aquí. Quiero protegerlo. Es todo lo que importa.
Merle asintió comprensivo.
-Es todo lo que importa.
(...)
-Tenemos que hablar de lo que tenías en tu bolso, enana. -hablaba Merle, en voz baja.
-Son dulces.
-Cameron. -regañó, con una divertida sonrisa.
-Los encontré en una motocicleta poco después de Atlanta, solo los guardé en caso de que los llegara a necesitar.
-¿En qué caso necesitarías cigarrillos y esas pastillas?
