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Cameron y Daryl entraban al establo, ambos llevaban las monturas, realmente pesadas, que le iban a poner a los caballos para ir a buscar a Sophia.
La niña más bien arrastraba el objeto, mientras Daryl lo alzaba, para luego colocarlo con dificultad en la silla, de inmediato hizo una pequeña mueca de dolor, pues su herida en el torso aún no sanaba.
La voz de Carol de escuchó cerca de ambos Dixon.
-No pueden ir.
-Estamos bien. -gruñó de inmediato Daryl.
-Hershel dice que aún no te recuperas por completo. -insistió la mujer, para luego ver a la niña.
-Ya le intenté explicar.
-Pero no me importa. -siguió el mayor.
-Pero a mí sí. -Habló la mujer, mientras Daryl alistaba el caballo, Cameron seguía arrastrando la montura, ni siquiera había llegado junto a su hermano aún. -Rick saldrá a seguir el rastro.
-No me pienso quedar aquí sin hacer nada. -insistía el hombre.
-No, vas a salir y ambos volverán a lastimarse. -Hablaba Carol, pero él no parecía no escucharla. -Ni siquiera sabemos si la encontraremos. Yo no lo sé.
Daryl se detuvo de inmediato. Y se quedó callado unos segundos, la mujer volvió a hablar.
-No los quiero perder a ustedes también.
Ambos Dixon se mantuvieron en silencio, era raro ver a alguien realmente preocupado por ellos.
-Cameron. Ve a practicar con tu arco. No saldremos. -Habló en susurró Daryl, mientras veía a la mujer.
Su hermanita lo miró unos segundos, antes de soltar la montura, dejándola tirada en medio del establo, saliendo de este. Los oía discutir, así que simplemente caminó hacia el campamento.
De inmediato Carl se acercó a ella, Cameron siguió caminando, sin decir nada.
-¿Vas a practicar? -preguntó el niño, ella solo negó. -¿Me acompañas a mí a practicar?
-Cómo sea.
Carl sonrió al escucharla.
-Mejoré mucho en solo dos días. -comentó. -Quiero que veas, logré hacer cinco tiros seguidos.
La pequeña Dixon se detuvo un momento, para verlo.
-¿Por qué te interesa tanto que yo vea lo que haces, Carl?, si eres bueno eres bueno, no importa si yo no lo sé. -Habló confundida.
-Quiero que veas que no soy un incompetente y que seré tan fuerte como tú algún día. Así mereceré tu amistad.
-Nadie quiere mi amistad, niño.
-Yo quiero tu amistad. Me agradas, aunque creas que soy molesto y yo te caiga mal.
Cameron lo observó unos segundos, con rareza.
-No me caes mal. Creo que eres de los menos molestos en todo el campamento.
Carl no estaba seguro si eso era un cumplido o no, pero le había gustado escucharlo.
-Vamos, quiero ver si logras hacer siete tiros seguidos, ahí merecerás todo lo que quieras. -susurró la niña, mientras seguía caminando.
Al llegar al campo de tiro, Cameron se sentó, detrás de donde usualmente la gente disparaba, para poder ver todo bien, mientras Carl acomodaba las latas a las que le dispararía.
-Pon atención. Y tenme paciencia. -pidió el niño, posicionándose para empezar a disparar.
Cameron observó cómo Carl empezaba a disparar hacia las latas, fallando solamente dos de todos los disparos que había hecho. Hizo ocho, realmente buenos, disparos.
El niño se volteó a verla al terminar, con una sonrisa.
-¿Merezco tú amistad?, ¿ya soy suficientemente bueno para defender a las personas? -preguntaba con emoción y nerviosismo.
Cameron rodó los ojos, con diversión, no quería parecer que le daba importancia.
-Oficialmente tienes mi amistad. -aseguró la niña.
Carl sonrió al escucharla, yendo a abrazarla, pero Cameron se alejó de inmediato.
-Ni lo pienses.
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