₀₀₄ ᴛᴏ ᴘɪᴄᴋ ᴜᴘ ᴛʜᴇ ʟᴇғᴛᴏᴠᴇʀs?

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—¡¿Dónde está mi hermano?! –El grito de Merle resonó en la iglesia, mientras el hombre se acercaba con rapidez hacia el padre Gabriel

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—¡¿Dónde está mi hermano?! –El grito de Merle resonó en la iglesia, mientras el hombre se acercaba con rapidez hacia el padre Gabriel.

Rosita intentó acercarse a él, para evitar que llegara a lastimarlo, pero Cameron le apuntó con su arco de inmediato, haciendo que la mujer parara en seco, antes de que Abraham la alejara de la niña.

—¿Disculpa? –la temblorosa voz de Gabriel solo hizo a Merle gruñir.

—¿Qué hiciste con nuestra gente? –murmuró Merle, mirando al padre directo a los ojos, mientras le apuntaba con su cuchillo. —Tú apareces. Alguien nos ha estado vigilando. Y ahora tres de los nuestros no están. Más te vale hablar mientras aún tengas lengua.

—Yo... No entiendo.

—¡¿Dónde está mi hermano?!, ¡¿qué hiciste con él?! –El grito de Merle, ahora más fuerte y quebrado, sobresaltó a la niña, quien volteó a ver a su hermano.

Ahora realmente parecía que iba a matar al hombre, ahí mismo, por lo que ella se acercó a él, alejándolo lentamente de Gabriel. Merle no puso resistencia, pero tampoco alejó la miraba del padre.

Daryl, Carol y Bob habían desaparecido, y aunque la niña amaría dejar a su hermano matar a un cura en su propia iglesia, lo necesitaban vivo, por ahora.

Rick se tomó el lugar de Merle, colocándose más cerca de Gabriel.

—¿Por qué nos trajiste aquí?

Gabriel solo lo veía atemorizado, temblaba del miedo, pero no respondía.

—¿Trabajas con alguien?

—¡No! estoy solo, siempre estuve solo.

—"Arderás por esto" eso era para ti, ¿por qué?

Gabriel observó a Rick unos segundos, y luego al grupo, con los ojos llorosos.

—-Cierro las puertas en la noche. Siempre cierro las puertas en la noche. Siempre cierro las puertas en la noche. —Repetía el cura con dolor, con sus manos sujetando su pecho. —Mis feligreses empezaron a venir. Atlanta había sido bombardeada la noche anterior, ellos tenían miedo, querían refugio. Era temprano, muy temprano. —explicaba Gabriel con arrepentimiento. —Las puertas seguían cerradas. Esa fue mi decisión.
Pero eran muchísimos, intentaban forzar la entrada, me gritaban. Así que los muertos vinieron por ellos. Mujeres. Niños.... Familias enteras gritando mi nombre mientras los despedazaban. Rogándome misericordia. Rogándome a mí por piedad. —Gabriel estaba en el suelo llorando mientras hablaba.

Cameron solo lo miraba con rareza.

Nadie del grupo hablaba.

—Me mandaron al infierno. –Gabriel se tomó un momento para respirar antes de seguir. —Enterré los huesos, todos ellos. —aseguró, aunque parecía que se lo intentaba recordar a sí mismo, como si eso fuera a calmar su conciencia. —El Señor los envió aquí para finalmente castigarme. –Gabriel cayó al suelo en lágrimas. —Estoy maldito. Ya estaba maldito. Cerré las puertas con llave. Siempre cierro las puertas. –repetía sollozando.

Semi-Automatic ❪Carl Grimes❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora