₀₀₄ ᴡᴇ ᴅᴏɴ'ᴛ ʙᴜʀɴ ᴛʜᴇᴍ

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—¿Por qué no puedes ir? –Lori le preguntaba a la pequeña Dixon

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—¿Por qué no puedes ir? –Lori le preguntaba a la pequeña Dixon.

—No soy buena consolando a la gente, pero puedo ir si quieres que le termine dando razones para suicidarse.

—Hablamos en serio. —pidió la mujer. —Eres físicamente parecida a Amy, tal vez le haga bien.

—O tal vez termine peor.

—¿Qué debo hacer para que vayas?

Cameron se mantuvo pensado un poco, para luego sonreír, volteando a ver a Rick.

—Quiero que él me lo pida, de rodillas. –pidió la niña.

—Eso es humillación innecesaria. –se quejó la mujer.

—Esposar a un hombre a un techo hasta obligarlo a cortar su propia mano es humillación innecesaria. —la niña la miró. —Algún día te arrodillarás ante alguien más, al menos esto es por una buena causa.

Rick se acercó a la niña, con la mandíbula apretada, se arrodilló hasta quedar a la altura de Dixon, viéndola.

—¿Podrías por favor ir? –susurró el hombre, Cameron lo miraba con atención.

—Discúlpate por lo de mi hermano.

El Sheriff asintió levemente, mirándola.

—Lamento lo que le hice a tu hermano.

Dixon lo miró un momento, antes de darse la vuelta, para caminar hacia donde estaba Andrea.

La mujer había pasado ahí toda la noche, sin comer o dormir, simplemente viendo el cuerpo frío de su hermana.

—¿Andrea? –habló la niña, mirándola, ella no dijo nada, haciendo que Cameron rodara los ojos. —¿Quieres ir a comer algo?, ¿o quieres que te traigamos algo de comer?, Amy no se moverá de ahí, al menos no todavía. –aseguró, arrepintiéndose de inmediato de su elección de palabras. — Andrea, levántate. –ordenó la niña, pero ella seguía sin moverse, ni siquiera parecía escucharla.

Cameron volteo a ver a Lori, con molestia, para luego ver a la rubia nuevamente.

—De acuerdo, me importa una mierda, tu hermanita está muerta, pero va a regresar, estamos intentando tenerte compasión y alejarte de aquí para que no veas como le disparados en la frente, ¿piensas moverte o no?

La niña se quedó unos segundos esperando que la mujer hiciera o dijera algo, pero nada.

Cameron se encogió de hombros, regresando con Lori y Rick.

—Creo que está traumatizada, lo intenté. –explicó la pequeña Dixon, sin importancia alguna, antes de ir con su hermano.

Estaban re matando a los caminantes de la noche anterior, para estar seguros de que no regresarían, y se los llevaban para quemar los cuerpos.

Los dos hermanos seguían quemando cuerpos, hasta que Rick los llamó para que se acercaran.

Estaban él, Shane, Lori, Dale y Carol, en un pequeño círculo.

—¿Qué haremos con ella? –El arquero señaló a Andrea con la cabeza, para luego ver a los demás.

—No haremos nada. Ella no quiere. –explicó Lori.

—¿Vamos a dejar que ella decida ese tipo de cosas? –preguntó Daryl nuevamente. —Esa chica muerta es una bomba de tiempo.

—¿Qué sugieres qué hagamos? –lo miró Rick.

—Un disparo. –respondió con sencillez. —Limpio, en el cerebro.

—Está cerca. Mierda, podría darle hasta en medio de sus ojos desde aquí, no es tan difícil. –lo siguió Cameron, viendo a los hombres.

—No. –la detuvo Lori. —Dios, sólo déjenla en paz.

—Demonios, no pienso morir por esta estupidez. —se quejó Cameron, empezando a caminar hacia donde estaban llevando los cuerpos, seguida de su hermano.

—Cam, ve a descansar un rato. –pidió su hermano, la niña asintió. —Jim, tú despierta, ven a ayudar. –ordenó el arquero, viendo al hombre.

La niña vió como su hermano ayudaba a Morales a arrastrar el cadáver de un hombre del campamento hacia la pila de caminantes quemados, pero de inmediato Glenn los detuvo.

—Oigan, ¿qué creen que hacen?, esto es para los cretinos. –les recordó, pero los hombres seguían arrastrando el cuerpo. —¡Nuestra gente va allá! –señaló.

—¿Cuál es la diferencia?, lo mordieron, está infectado. –Habló Morales.

—Nuestra gente va en aquella fila, ¡no los quemamos! –gritó el asiático, haciendo que ambos hombres se detuvieran para mirarlo. —Los enterramos. –el chico vio a Daryl con desesperación. —¿Te gustaría que quemaran el cadáver de Cameron o de Merle?

El arquero lo miró unos segundos, antes de volver a tomar el cuerpo, para arrastrarlo hacia los otros que enterrarían.

—No vuelvas a decir esa mierda. –avisó Dixon, mientras movía el cadáver. —Al menos ustedes se merecían esto.

—¿Sabes qué? –Morales lo miró. —Cállate, hombre.

—Ustedes dieron a mi hermano por muerto, ¡se buscaron esto! —Sentenció Dixon.

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Semi-Automatic ❪Carl Grimes❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora