Mi Pobre Diablo (Yoontae)

Capítulo 8

No se cómo romper el incómodo silencio que está formado en este momento entre nosotros.

Quiero soltar un suspiro por lo tierno que se lo ve vestido con ese overol Jean y ese gigantesco buso amarillo, sus cabellos se mueven por el viento que hace en este momento, se lo ve demasiado precioso.

Su mirada se encuentra con la mía y sonrie dejándome ver que esta forma un cuadrado y sus ojos se hacen más pequeños, es como un dulce niño.

Su sonrisa es encantadora.

— Hola — susurro rompiendo el silencio — Soy Min Yoongi.

Acerco mi mano en saludo y el hace lo mismo, apreto su mano mientras esa chispa de electricidad corre por mi brazo.

— Soy Kim Taehyung — sonrie nuevamente.

Por fin sé su nombre, es tan hermoso igual que él.

— ¿Deseas comer helado? Tengo varios en la camioneta — señalo esta que se encuentra a un lado de la construcción.

— Deseo que liberes mi mano que me duele por el golpe.

— Lo siento — suelto su mano viendo que esta roja e hinchada — Ven — agarro su brazo y lo llevo a la camioneta.

Hace una reverencia a los guardaespaldas y estos se la devuelven.

Abro la puerta y agarro unos helados de la mini refrigeradora que compramos antes de llegar aquí.

— ¿Que sabor deseas? — le ofrezco uno de fresas y otro de chocolate.

— Fresas — asiento.

Busco un lugar donde sentarnos sin encontrar nada por ningún lado.

— ¿Que haces tontin? — pregunta mirando para todos lados.

— Busco donde nos podamos sentar — una idea se me viene a la cabeza — Ya sé, ven — agarro su brazo y lo llevo a la parte delantera de la camioneta — Siéntate.

Suelta una risa que me hace calentar las mejillas, torpemente se sube y lo ayudo sosteniendolo de su cintura.

— ¿Puedes subir abuelo? — se burla y le saco la lengua haciéndolo reír.

— Toma — le tiendo el helado.

— En realidad quería los dos pero gracias — lo abre y se lo lleva a la boca chupandolo.

Quito la mirada de sus labios antes de que mi mente se llene de perversidad.

Agarro su mano lastimada y coloco mi helado frío encima de sus golpes.

— ¿Duele? Jiminie me contó lo que hiciste, bueno no sabia que eras tú pero con lo que sucedió lo confirmo — observo sus grandes manos, son finas y un poco más alargadas que las mías, igual que su tamaño, es más alto que mi.

— En realidad por el hielo no duelen, gracias y sobre lo de minie, solo lo estaba protegiendo— sonrío viendo que el sol hace brillar su piel canela — ¿Quieres? — acerca su helado a mi boca y abro probándolo.

— Está bueno — murmuro masticando y saboreando el sabor a frutilla con crema.

— ¿Qué te trae por aquí? Digo en la construcción — soy estúpido que no se que tema de conversación sacar.

— Estudio arquitectura como minie, ellos me invitaron a venir a conocer la gran obra de A.D Constructions ¿que haces aquí tontin?

— Soy el dueño de la compañía — abre la boca con sorpresa — ¿No sabías? — niega — ¿No me conocías? — vuelve a negar — Siendo la mejor empresa del país no me conocías — me rio encantado.

Con razón el me trata distinto a todos los demás, el no llegó a mi por quien soy y por mi posición económica, solo lo hizo por el pequeño problema que tuvimos y por ser una fiera salvaje.

— ¿No me piensas dar a probar el tuyo? — hace un puchero que mis dedos mueren por querer estirarlo.

— Por eso me diste a probar el tuyo — comento abriendo mi helado, doy una mordida a la punta mientras lo observo — ¿Quieres probar del mio? — asiente como niño pequeño — ¿Dejaras de llamarme tontin?

— No — sonrie con ternura — Pero quiero tu helado — acerco mi mano a su boca dejando que pruebe mi helado.

Sus labios se abren, mantiene su mirada con la mia mientras el helado desaparece por su boca, lo mastica y chupa la punta dejando que mi mente me traicione y me haga pensar cosas indecentes.

— Está muy bueno — sonríe nuevamente.

Aclaro mi garganta tratando de aplacar la loca mente que tengo.

— ¿Quieres ver la construcción? — ofrezco sonriente y asiente emocionado.

— Vamos tontin — se baja del carro y va dando saltitos viendo alrededor con paleta en mano mientras lo sigo sonriente.

Y me doy cuenta que no me importa que él me tutee o me llame tontin.