Capítulo 2

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Mi día se arruinó pretexto que un estúpido mocoso me tiró todo encima.

¿Tan difícil es poder tener un café?

Al parecer sí, para mi mala suerte desde que me desperté todo va mal conmigo, mi madre me ordenó conocer la nueva panadería, tenía que conocerla en cuanto la inauguraron pero la fui a visitar solo tres meses después.

Solo fui por un café.

Un puto y sencillo café.

No tengo el café pero tengo una horrible camisa negra que parece más vieja que mi edad, no tengo mi traje completo, tengo un olor a café en el cuerpo que estoy seguro que no se irá hasta que me bañe.

Lo más importante, tengo un aura negra que hace asustar a todos.

Camino por la entrada de la empresa haciendo que todo el mundo me abra paso porque estoy más que seguro que sienten mi enojo en los poros.

Sé que todos me observan por la ropa que estoy llevando hoy, que es super distinta a mis trajes diarios de diseñador ¿ese mocoso donde compra la ropa?

Sin saludar a nadie subo hasta mi oficina.

— Buenos días, no estoy para nadie ¿ok? — observo a mi secretaria, una chica joven que hace un buen trabajo pero desde hace días intenta llamar mi atención, no lograndolo.

Si supiera que me encantan los penes.

— Señor — corre llamándome y niego — Pero Yoongi.

Escucho que me llama por mi nombre y antes de llegar a la puerta de mi oficina me giro enfrentándola.

— ¿Cómo me llamaste? — gruño y veo como tiembla, igual que todos cuando me ven que cargo mi aura negra.

— Yo... — levanto mi mano para se que calle antes de que diga algo más.

— Te voy a explicar algo — asiente — No seas confianzuda que jamas te di la autorización de llamarme por mi nombre, yo soy señor min para todos ustedes, así seamos de la misma edad o menor que ti, me llamaras señor min ¿entendido? — sacude la cabeza varias veces asintiendo.

Me giro nuevamente hasta mi oficina, abro la puerta.

— Pero señor — ruedo los ojos por su insistencia.

— ¿Que quieres ahora? — gruño enojado.

— Su hermano — señala detrás de ella.

— Dile que no estoy — ordeno y suspira exasperada.

— Te estoy escuchando — escucho el grito de mi hermano pero no lo veo.

— Esa era la idea — grito y cierro la puerta.

Camino hasta los grandes ventanales de mi oficina y me dedico a ver el paisaje para intentar calmar mi mal humor.

Ser jefe la mejor empresa constructora del país no es fácil, conlleva muchas cosas, debo ser muy estricto con las personas si no harán lo que se les dé la gana.

La empresa fue fundada por mi hermano y por mi cuando decidimos alejarnos y ser independientes de todo lo que tiene que ver con nuestro apellido, por supuesto mis abuelos y mis padres no estuvieron contentos pero no nos intereso.

Creamos la empresa, mi hermano menor siendo el director de obras como el arquitecto que es y conmigo a la cabeza como administrador de toda la compañía, estudiar administrador en negocios internacionales dejó sus frutos.

Desde donde estoy puedo divisar a lo lejos el gran letrero del nombre de la pastelería, observo mi camisa viendola que es simple, una simple camisa negra como me gusta, pero eso no lo debía saber el mocoso ese.

Mi Pobre Diablo (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora