Capítulo 35

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Esa bomba aun no estalla.

No ha estallado pero estoy seguro que lo hará pronto peor sabiendo que Seokjin no se da por vencido, sigue insistiendo en que deben hablar.

Claro que deben hacerlo pero Tae no quiere, no se siente listo, espera que le pase un poco el coraje antes de estallar por completo.

Lleva una semana huyendo del hermano, una semana donde he tenido que aguantar los gritos de jin, una semana donde quiere hablar con él, una semana donde Tae vive escondiéndose por toda la casa y una semana donde me la vivo buscándolo.

Está muy distraído de todas las cosas que suceden a su alrededor, estoy seguro que tiene una pelea mental de sus pensamientos.

Necesito distraerlo con algo.

El pensar en como puedo ayudarlo me tiene de cabezas en toda la empresa, tengo una buena idea para distraerlo pero debemos dejar a cargo a otras personas de todas nuestras responsabilidades.

De tanta distracción no me doy cuenta de la hora que es, observo el reloj de mi escritorio y veo que son las 7 de la noche, ya todos se fueron.

Mierda, pasé todo el rato trabajando, tae me va a matar.

Agarro mis cosas levantándome cuando lo veo.

Está dormido en el mueble que tengo, sus brazos están cruzados y es porque extraña su almohada, estoy seguro de eso, despacio me acerco a él sin hacerlo asustar acaricio sus rubios cabellos haciendo que se remueva.

— Tae — susurro removiendolo — Mi niño bonito.

Es una belleza completa, es una ternura andante, agarro su mejilla, se la apretujo riéndome de su mala cara, un ruido fuera de la oficina me hace salir del trance viendo hacia la puerta pero no hay nadie, ignoro eso y me concentro en él.

— Dejame dormir tontin, estoy enojado y tengo mucho sueño después tendremos sexo.

Estallo en carcajadas por las cosas que dice al dormir.

— ¿No quieres tener sexo? Esta bien mi amor no lo tendremos.

Se levanta como resorte del asiento, ahí descubro que no estaba dormido.

— ¿No tendremos sexo? — niego sonriente viendo su cara uraña — Los doctores dicen que debemos desfogar el enojo con una buena sesión de sexo.

— Dijiste que tienes mucho sueño, que no querías tener sexo, así que no lo tendremos.

— ¿Estas hablando en serio? — asiento — Entonces ¿para que te esperé? Bien me hubiera ido a casa.

— ¿Me esperaste porque querías tener sexo en la oficina?

— ¿Quien no querría tener sexo en la oficina con un jefe tan guapo?

Quiero reírme por su enojo pero es mejor seguir el juego.

— Lo siento mi amor pero hoy no habrá sexo

— ¿Cuanto apuestas que te hago caer en la tentación? — su sonrisa esta nuevamente ahí y me encanta.

Amo que sea feliz, amo que sonria, que se ría que esté contento.

— Te apuesto — me hago el pensativo viendolo parado frente a mi — 100.000 dólares a que no caigo ¿Sabes que tengo buena resistencia?

— ¿Sabes que no te resistes a mi? ¿Sabes que con solo una pose te hago caer?

El tiene razón, no caeré fácilmente a otras cosas pero ante él si que lo hago, soy capaz de bajarle el universo si el me lo pide, con tal de verle esa hermosa sonrisa cuadrada cuando me agradece.

Mi Pobre Diablo (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora