Él, un empresario multimillonario. Guapo, sexy, gruñon, con un ego bastante grandre y sexy ¿Ya había dicho sexy? ¿Si? bueno es que es realmente sexy. Con padres exigentes y una novia que a sus ojos es perfecta.
Ella, huerfana, se escapó del orfanato...
Abro los ojos y me encuentro a Tiffany caminando de un lado a otro mientras se coloca unos pendientes.
Observo el reloj de la mesa de estar y me doy cuenta que son las diez de la mañana.
— Amor, ¿A donde vas?— Se da la vuelta cuando me escucha y me observa con una hermosa sonrisa. Le devuelvo la sonrisa embobado por su belleza.
— Voy a salir con mis amigas para el spa, ya te lo había comentado.— Me dice para después seguir arreglándose. Me levanto y me acerco a ella por detrás abrazándola y pegandola a mi. Pongo mi barbilla en su hombro para después darle un beso en la mejilla.
— Quédate y volvamos a la cama.—Le susurro en el oído para después morder del lóbulo de este.
Ella se ríe y se voltea en mis brazos quedando frente a mi.
Tiffany es una de las mujeres más bellas que he visto y soy muy afortunado por tenerla como mi novia. Hoy cumplimos dos años juntos y le quiero proponer matrimonio, le voy a inventar que hoy voy a llegar tarde del trabajo para darle una sorpresa. Últimamente he tenido mucho trabajo y la he dejado de lado pero es para darle esta sorpresa. Llevo meses pensándolo y hoy lo voy hacer realidad.
— No puedo cariño, ya teníamos esto planeado.— Hago un puchero y ella se ríe. Me da un corto beso en los labios.
Yo la pego a mi y pego sus labios con los mios devorandolos, ella me devuelve el beso y yo lo profundizo. Cuando esto tratando de bajar el cierre de su vestido, ella se separa de mi y me sonríe negando.
Le devuelvo la sonrisa y me acerco al armario, lo abro y saco una caja que tenía escondida, cierro el armario y me acerco a ella. Me ve confundida para después ver la caja de regalo que tengo en las manos.
— Feliz aniversario, mi amor.— Le digo mientras le doy la caja de regalo. Ella me mira sorprendida para después darme una gran sonrisa, agarra la caja y le quita el lazo. Cuando abre la caja ve otra caja de terciopelo, la abre y me mira sorprendida cuando ve lo que es. Brinca hacia mi y me da un casto beso en los labios para después volver su vista al contenido de la caja.
Sonrío.
Es un collar de rubíes que ella tanto quería, vale demasiado dinero pero por ella le compraría hasta la luna si se pudiera.
— Gracias cariño. Pero yo no te compré nada, lo siento.— Me dice con un puchero, negando con la cabeza le doy un beso en la frente. Ella a veces se olvida de las fechas importantes pero no me molesta, si ella es feliz con el regalo yo también soy feliz.
—No importa amor, lo que importa es que te gusto el regalo.— Ella asiente, guarda el regalo, agarra sus cosas para después darme un beso en la mejilla.
— Nos vemos cariño, que te vaya bien.— Se despide, abre la puerta dispuesta a irse.
— Amor.— La llamo, ella voltea a cabeza hacia mi, le sonrío fingiendo tristeza.— Hoy voy a llegar tarde, tengo mucho trabajo.— Miento, ella hace un tierno puchero asintiendo.
— Ok cariño, te voy a estrañar.— Dice para después mandarme un beso e irse.
Me tiro de espalda a la cama, rebotando en esta. Sonrío emocionado por esta noche.
Pronto estaré comprometido
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