Capítulo 24

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-O

Siento como si la sangre me ardiera al escuchar a Elizabeth contarme lo que pasó hace algunos meses. Verla sollozando y ver sus ojos tan llenos de dolor, me hace apretar los puños y sentir las ganas de matar al tipo que le hizo eso.

Respira.

Al terminar de contar lo que pasó cierra los ojos.

Ay mi manzanita.

- ¿Por eso no querías que me acercara a ti? ¿por eso no querías que te tocara?- Veo como todo su cuerpo se tensa y lentamente asiente sin abrir los ojos. Acerco lentamente mi mano a su rostro y acaricio su mejilla causando que ella abriera los ojos al sentir mi tacto.- ¿Qué a cambiado?- Frunce el ceño confundida, miro mi mano la cual la acaricia y después a ella.- ¿Ya no tienes miedo de mi?- Susurro. Ella lleva una mano hacia la mía la cual le acaricia la mejilla. Aprieta mi mano y niega.

- Al principio si tenía miedo.- Me tenso y trato de apartar la mano de su rostro pero ella lo impide.- Pero después, tu tacto no me daba miedo al contrario, me trae seguridad.- La miro fijamente a los ojos buscando la mentira, pero al no encontrarla suelto un suspiro aliviado.

- Yo nunca haría ni el intento de lastimarte.- Me mira sin decir nada.- Elizabeth, déjame ayudarte.- Junta las cejas confundida, suelto un pesado suspiro.- Ven conmigo, tu y los niños.

Ella niega y separa sus manos de las mías las cuales yo había unido.

- No como crees Oliver. Ya has hecho mucho por nosotros trayéndonos aquí y ayudándonos. No podria abusar más de ti.- Termina de decir negando. Aprieto los labios disgustado por su rechazo.

Esto no es nada para lo que te quiero ayudar y dar.

Ella es muy terca desde que nos conocimos supe que ella iba a ser una persona difícil, la pregunta es.

¿Cómo ayudar a una persona que siempre a salido a delante sola?

La detallo lentamente, ella quitó su mirada de mi para mirar hacia la ventana que hay en el cuarto. Su cabello se ve sucio y su piel un poco reseca se siente, sus labios algo resecos y un poco rotos se pueden apreciar, sus ojos acompañados de bolsas abajo de ellos por el mal descanso. Todo su cuerpo grita descuido y poco descanso, pero a pesar de todo Elizabeth sigue viéndose hermosa. Miro una de sus mano la cual está en su vientre.

El bebé.

Siento como si un balde de agua fría acaba de caer sobre mi, recordando al bebé. Nunca sería impedimento para mí y eso lo voy a usar a mi favor.

- ¿Y el bebé?- Me mira inmediatamente al escuchar lo que le preguntaba.- Va a llegar un momento donde no vas a poder ayudar a los chicos, el bebé te va a cansar demasiado.- Se tensa y me mira dudosa. Agarro sus manos y les acaricio el dorso de esta para calmarla un poco.- Yo les estoy ofreciendo una estabilidad tanto para ti como para los chicos y tú bebe.- Niega reacia.

- No sabría como pagarte Oliver. Gracias enserió, pero esto ya es demasiado.- Hago una mueca.

Joder que terca esta mujer.

- ¿Qué tal esto? No tengo quien me cocine en mi departamento. Te contrato para que cocines y eso implica irte para allá porque es necesario las veinticuatro horas.- Duda al escucharme hablar.- Vas a tener un pago por tu trabajo y además una buena estabilidad para ti y los chicos. ¿Aceptas?- Pregunto con esperanzas de que acepte.

Ella se queda callada por un raro y mira hacia la ventana cuando pasan unos minutos los cuales mi ilusiones se van apagando, cierro los ojos rendido.

- Ok, acepto.- La miro sorprendido, ella me mira todavía con duda en sus ojos.- Pero el pago que me des va directamente a saldar esto del hospital. Cosa que no se me olvida.- Suspiro pero asiento, sonrío internamente sabiendo que al final puedo cambiar las cosas.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora