-O
Cuando entré al taxi y este arrancó me quede pensando en todo lo que me dijo Elizabeth.
Me quedé sorprendido por como me trató a pesar de todo lo que le dije. Cuando pienso en eso me da vergüenza, no debí decirle esas cosas.
Suspiro.
Elizabeth, es alguien hermosa. Pero lo que más me encantó fueron sus ojos, era como un océano tan transparente como relajante.
Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos. Le digo al taxista a donde ir y me quedo viendo através de la ventana.
Y hice exactamente lo que me dijo Elizabeth.
Me bañé para quitarme el olor a alcohol, comí con muchas ganas y dormí hasta el otro día.
Ahora me encuentro en mi oficina revisando unos papeles que me faltaban revisar para concluir un contrato grande con una empresa alemana.
De repente la puerta de mi oficina se abre de golpe y yo dirijo mi mirada a esta.
— ¿¡Por qué no me contestas el teléfono!?— Dice mi madre.
Mierda.
Norma entra detrás de ella y me mira preocupada.
— Lo siento señor, yo le dije que estaba ocupado.— Yo niego y me levanto de mi silla. Rodeo el escritorio quedando enfrente de mi madre la cual me mira molesta.
— No pasa nada Norma. No me pases llamadas y traele a mi madre un cafe porfavor.— Asiente y sale de mi oficina.
Miro a mi madre.
— Hola madre ¿Cómo estás? Yo estoy bien.— Me da una mirada fulminante pero después se sorprende.
Me inspecciona con la mirada y yo solo me mantengo serio.
No tengo una mala relación con ella solo que es muy irritante la mayoría del tiempo.
— ¿Qué te pasó?.— Dice con los brazos cruzados y la ceja levantada.
— Me asaltaron pero estoy bien.— Me mira por un rato y después ignora los moretones de mi rostro.
— ¿Por qué no me contestas las llamadas?— Se dirige al gran sillón que hay en la oficina y yo la sigo.
— Mucho trabajo madre. Ya te lo había dicho.— Bufa sentándose.
— Deberías tener tiempo para tu madre, nunca me escribes ni me vas a visitar.— Cuando voy a responder tocan la puerta, hago que pasen y es Norma con el café. Se lo da a mi madre y se vuelve a ir.
— Trataré de sacar tiempo para ti madre, pero en estos momentos estoy muy ocupado cerrando un contrato con la empresa alemana.— Toma un sorbo del café y se acomoda mejor en el sillón.
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Una nueva oportunidad
RomanceÉl, un empresario multimillonario. Guapo, sexy, gruñon, con un ego bastante grandre y sexy ¿Ya había dicho sexy? ¿Si? bueno es que es realmente sexy. Con padres exigentes y una novia que a sus ojos es perfecta. Ella, huerfana, se escapó del orfanato...