-OYa había pasado una semana desde que estábamos en el hospital. Hoy ya le dan el alta a Raúl, a Elizabeth le habían dado el alta al otro día de hablar con Raúl pero se había negado a irse sin él y los niños por igual.
Entonces no me toco de otra que traerles ropa y estar la mayor parte del tiempo con ellos. Con Elizabeth e hablado tanto cuando los niños se duermen, ahora sé que su color favorito es el verde, le gusta la música de la opera que aveces escucha cuando pasa cerca de un teatro, sus flores favoritas son las petunias porque le recuerdan a las frambuesas, también me dijo que primero encontró a Raúl y a Tom y después encontró a Thomy.
Cada vez que habla de alguno de los niños sus ojos de iluminan como dos estrellas, se nota que los ama y que daría todo solo para que ellos estén bien. Las cosas con Raúl ya no son tan tensas desde que habló con Elizabeth pero todavía está reacio a acercarse a mi. Tom es muy cercano a mi, me habla de todo y me pregunta cada cosa que le digo, Thomy en vez se la pasa pegado a Elizabeth o a Raúl, a mi me busca cuando tiene hambre o quiere un dulce ocasionando que Elizabeth lo regañe por estar pidiéndome de esa manera.
Sonrío ante el recuerdo de ella sonrojandose y mirándome con vergüenza.
Estoy en el ascensor bajando hasta la recepción, para dirigirme hacia el hospital. Las puertas se abren, aprieto la mandíbula tan fuerte que siento que se me puede partir, siento como una vena en mi frente empieza a palpitar.
- ¡Querido!.- Dice mi madre con una gran sonrisa y al lado de ella Tiffany, la cual esta con un vestido que desde aquí le puedo ver las bragas que carga. Gruñó y les paso por un lado, siento como me agarran del brazo y me jalan, de inmediato lo aparto con brusquedad y me giro hacia esas dos mujeres.- ¿Que son esos modales Oliver? Tiffany habló conmigo y esta muy arrepentida de todo.- Dice acercándose y sobando el brazo, ruedo los ojos.- Hijo ya, perdonala y vuelvan.- La miro incrédulo por lo que dice y siento ganas de vomitar cuando mi madre en vez de apoyarme a mi, la ayuda a ella para volver conmigo. Me acercó un poco a ella al ver que mucha gente nos observa, Tiffany se tensa al ver mi mirada, la cual debe estar echando fuego.
- Prefiero quedarme en banca rota y viviendo bajo de un puente antes de volver con esta mujer, madre.- Susurro frío, mi madre me mira furiosa y Tiffany se pone roja de la rabia.- Si vuelves a traerla aquí voy hacer que te nieguen la entrada a la empresa y le diré a papá que te coloque un límite al mes en la tarjeta.- Se pone pálida, después miro a Tiffany.- Si te vuelvo a ver voy a ser que la prensa ponga un comunicado tuyo y no puedas conseguir trabajo en el maldito país, nunca.- Si pensé que mi madre estaba pálida, no se compara al color que está en este momento Tiffany, sin querer seguir hablando más con estas mujeres me giro y salgo del edificio.
Me subo al auto y me pongo en marcha, aprieto el volante haciendo que mis nudillos se pongan blancos.
¡JODER!
Mi madre enserió esta mal de la cabeza. Niego deteniéndose en una luz roja, miro a mi izquierda viendo una pastelería la cual tiene de exhibición unos muffin rojos, de inmediato mi acuerdo de Elizabeth. Sonrío al pensar en ella, giro el carro cuando está en verde y me estacionó al frente de la pastelería.
Al llegar al hospital agarro las bolsas del asiento del copiloto y me dirijo a la entrada. Al entrar me en camino a donde esta la habitación de Raúl donde se que encontrare a Elizabeth. Salgo del ascensor y apenas doy un paso y siento como mi sangre empieza a hervir.Aarón de Elizabeth riendo en el pasillo, el le da por lo que logró ver un chocolate a ella y ella le da una pequeña sonrisa agradecida. No me doy cuenta cuando estoy caminando hacia ellos hasta que ya estoy a unos pasos de ellos y la primera en verme es Elizabeth. Me sonríe, sonrisa que desaparece cuando ve mi cara.
¿Qué mierda hace tan pegado a ella?
Frunzo el ceño, toda esta semana los e visto hablar, cuando no estoy Aarón siempre viene y se queda hasta que yo llego.
Le gusta.
Niego, imposible. Yo hable con él de los sentimientos que tengo hacia Elizabeth. Se gira cuando ve que Elizabeth no le presta atención, me sonríe cuando me ve, aprieto la mandíbula.
- Hermano, ¿Cómo estas?- Sé acerca para darme un abrazo el cual no le devuelvo y se separa mirándome confundido. Elizabeth se queda en silencio mirando.
- Bien.- Gruño, alza las cejas.- Después hablamos.- Le digo en señal de que se retire, se despides de Elizabeth y se va. Lo taladro con la mirada hasta que las puertas del ascensor se cierran.
Actua como si nada, como si no estuviera riéndose con Elizabeth y mirándola. Más tarde hablaré con él y dejaré claro lo que pasa. Siento un toque en mi brazo y bajo la mirada encontrándome con los ojos azules de Elizabeth. Siento como todo mi cuerpo se relaja y giro todo mi cuerpo hacia ella. Traga saliva pero no despega su mirada de la mía, siento como mi pulso se acelera y todo lo demás queda en el olvido y nada más somos ella y yo.
- ¿Estas bien?.- Pregunta después de unos minutos, no despega su mano de mi brazo y yo muevo mi mano desocupada hacia la de ella, veo como se tensa pero rápidamente se relaja cuando le doy lentos masajes con el dedo.
- Ahora si, manzanita.- Se sonroja al escuchar el diminutivo el cual le vengo diciendo desde hace dos días. Le muestro la bolsa que cargo en la otra mano y se la entrego, ella abre la bolsa y cuando ve su contenido, sonríe de oreja a oreja viéndome.
Con ella estoy bien.
ESTÁS LEYENDO
Una nueva oportunidad
RomanceÉl, un empresario multimillonario. Guapo, sexy, gruñon, con un ego bastante grandre y sexy ¿Ya había dicho sexy? ¿Si? bueno es que es realmente sexy. Con padres exigentes y una novia que a sus ojos es perfecta. Ella, huerfana, se escapó del orfanato...