Capítulo 30

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                                                      -O

Me despierto al sentir un olor delicioso a comida. Me estiro en la cama y me quedo mirando el techo, sonrío al pensar que están conmigo durmiendo a unos metros. Ayer cuando les mostré el cuarto a los chicos quedaron fascinados, Elizabeth estaba en silencio pero cuando nuestros ojos se encontraron había agradecimiento en ellos. Apenas Elisabeth me dijo que aceptaba quedarse conmigo, hize unas llamadas para arreglar los cuartos y adecuarlos a todos.

Miro el reloj y levantó las cejas al ver que eran las seis de la mañana, me levanto y me adentro al baño.

Salgo de mi habitación ya aseado y con mi traje para ir al trabajo, me dirijo la cocina y me quedo en la entrada de esta viendo a Elizabeth cortando fruta mientras tarareaba una canción la cual no reconocí

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Salgo de mi habitación ya aseado y con mi traje para ir al trabajo, me dirijo la cocina y me quedo en la entrada de esta viendo a Elizabeth cortando fruta mientras tarareaba una canción la cual no reconocí.

Trae puesto unos pantalos y una camisa gris demasiado grande para su linda figura. Trae unos tenis blancos y su hermoso cabello de fuego está recogido en una copa de caballo. Anoche tuve una conversación con ella de que debía colocarse la ropa que le compre que es parte del trabajo.

— Buenos días.— Digo con voz un poco ronca por verla de esa manera. Ella pega un brinco y volver a verme.

— Buenos días Oliver.— Sonrío cuando la escucho. Veo como pone la fruta en un plato y lo coloca en el mesón donde observo, huevos, tostadas, tocino, aguacate y la fruta. Siento como mi pecho se calienta, nunca me habían echo una comida así. Mamá siempre estaba ocupada de compras o en el salón de belleza para hacerme estas cosas.— Espero que no te moleste que haya echo el desayuno. Pero dijiste que hiciera las cosas de la casa eso también es alimentarte.— Dice rápidamente, niego acercándome un poco a ella. Se tensa un poco, pero no se mueve.

— Tranquila Manzanita.— Se sonroja.— Puedes hacer lo que quieres, ahora está también es tu casa.— Se muerde el labio mientras me mira y siento un escalosfrio pasar por mi espalda por tal acción. Niego quitando esos pensamientos.— Pero no esperaba que estuvieras despierta tan temprano.— Se mueve para empezar a exprimir unas naranjas ya cortadas a nuestro lado.

— Estoy acostumbrada a levantarme temprano, pero con el bebé, me levanto por lo vómitos.— Dice para después llevarse un pedazo de naranja a la boca. Se me seca la boca al ver como chapa un poco la naranja, trago saliva pero de desvío la mirada de ella.

— Leí que si comes un poco de hielo te puedes aliviar.— Digo de la nada al recordar cuando estaba buscando  cuidados de bebés por Internet. Me mira sorprendida para después darme una tímida sonrisa.— ¿Has tenido algún antojo?— Asiente sonrojandose y mirando la naranja en su mano.

Naranjas.

— Si un poco, hoy tenía ganas de naranja y las vi en tu nevera, lo siento.— Susurra viéndome apenada. Niego sintiendo mi corazón latir con fuerza en mi pecho.

— Come todo lo que quieras Elizabeth y si quieres algo que no está aquí, me avisas y lo traigo.— Asiente con una mirada renuente. Me siento una de las sillas y me le quedo mirando mientras termina de exprimir las naranjas.— ¿Cuantos meses tienes?— Me mira sorprendida por la pregunta.

— Cuatro casi cinco meses ya.— Miro hacia su estómago el cual no puedo ver por la gran camisa que lleva.

Esta muy delgada para los meses que tiene.

— Debes comer más, para que tu y el bebé estén bien. Acuérdate que debes llenarte de vitamina.— Asiente colocando la jarra de jugo en el mesón, me levanto y agarro un plato y le coloco un poco de cada cosa. Ella me mira en silencio, le entrego el plato y ella me mira confundida.— Come.— Ordenó sin pestañear, ella levanta las cejas y veo que me va a decir algo, pero continua hablando, mientras me sirvo mi plato.— Más tarde quiero hablar de meter a los niños a la escuela.— Abre los ojos como platos y sus labios se separan levemente.— Se nota que son niños inteligentes y Tom me a dicho que tu le colocas tareas. Me gustaría hablar con ellos sobre que empiecen unos estudios. Primero quiero hablarle contigo porque primero que todo quiero saber que piensas.— Abre y cierra la boca sin emitir algún sonido.

— Yo.... Yo no sé que decirte, es mucho lo que me estas dando ya y me ofreces que los niños estudien.— Empieza a decir, frunzo el ceño y le voy a decir que casi no e echo nada pero vuelva a hablar.— Claro que quiero que estudien y e graduen en algún momento, pero no quiero que te hagas tantas molestias por nosotros. Yo aprecio todo la verdad Oliver, pero sería demasiado dinero en estudio y más si son tres.— Niego mientras tomo un sorbo del jugo que me servirá en un vaso.

— Elizabeth, si te lo digo es porque quiero hacerlo. Por eso estoy hablando contigo de esto, los niños se merecen estudiar y aprender todo lo que puedan. ¿No lo crees?— Asiente dudosa. Suspiro.— Piénsalo. ¿Quieres? Más tarde hablamos mejor de esto o cuando estén los niños. Quiero lo mejor para ellos enserio.— Le digo para después darle una mordida a la tostada. Asiente de acuerdo. Sonrío triunfante.

— ¿Vas a venir a almorzar?— Niego apenado.

— No, tengo unas reuniones que e pospuesto y ahora si no puede permitirme posponer.— Asiente bajando la cabeza. Estiro la mano para agarrar la suya, me mira de inmediato.— No es su culpa manzanita, ya la había pospuesto antes de todo esto.— Miento para que no se sienta culpable, asiente empezando a comer.— La semana que viene, dijo el doctor que te llevará para la cita del bebé.— Casi escupe lo que tiene en la boca al escucharme, me mira.— Si no te molesta, me gustaría acompañarte.— Se me queda mirando por largos segunda y cuando creo que va a decir algo escuchamos pasos por el pasillo. Por la puerta vemos que entra Thomy el cual se acerca a Elizabeth, ella lo carga y lo coloca en sus piernas, pasandole la mano por la espalda, después veo a Tom entrar a la cocina y ve todo con los ojos abiertos, me mira y yo asiento para que se siente a comer.— ¿Raúl?— Pregunto cuando ya se a sentado y agarra con algo de timides una tostada.

— Dormido.— Asiento y con esa repuesta sigo comiendo sin despegar la mirada de Elizabeth.

— Asiento y con esa repuesta sigo comiendo sin despegar la mirada de Elizabeth

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