Epilogo

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(5 años después)
                                                     -O

— Thomy corre chico.— Le digo cuando llegamos al campo.

— Papá, no llegamos ni tarde.— Dice con cansancio. Tom se ríe al escucharlo y le sacude el cabello despeinandolo.— ¡Tom! Papá mira.

— Chicos ya basta.— Pasamos por la entrada. Busco por todos lados hasta que observo a mi padre, nos acercamos a él. El cual al verme nos sonríe, agita la mano saludando.

— Abu.— El primero en acercarse es Tom, el cual abraza a mi padre. Ellos al pasar de los años han creado un gran vínculo. Después Thomy lo saluda quejándose cuando mi padre le sacude el cabello. Niego sonriendo.

Thomy desde que sabe que hay chicas y lo lindas que son, anda muy pendiente de su apariencia y su al rededor.

— Deja de ser un llorón Thomy.— Mi padre se ríe al escuchar a Tom y Thomy solo voltea los ojos.

— Deja el pobre chico, Tom. Una chica lo puede ver.— Se acerca riendo Aarón, me abraza al verme. Saluda a todos.

— Hombre te veo nervioso.— Me dice, niego restando importancia.— Todo irá bien tranquilo.

— ¿Haz visto a Raúl?— Le pregunto para saber algo de él.

— Lo vamos a ver cuando empiece todo.— Dice al tiempo que Tom se acerca a él para hablar de un diseño que quiere que le haga Tom para un tatuaje. Al pasar de los años Tom a estado en muchos cursos de dibujo y a avanzado tanto que me sorprende cada vez que me muestra una pintura o dibujo nuevo. Me siento orgullo de saber que hace lo que quiere.

— Hijo.— Mi padre se coloca a mi lado.— ¿Tienes todo listo?— Asiento nervioso.— Todo va a salir bien.

— Eso espero padre.— Digo a la vez que frunzo el ceño cuando veo a Thomy hablando con una chica que se ve a leguas que es mayor que él.

Es sorprendente que pasó de ser el chico más tierno, al chico más coqueto. No puedo creer que ya haya crecido tanto. Parece que fue ayer que jugaba fútbol con él, ahora lo debo obligar a jugar conmigo.

— Padre.— Volteo al escuchar la voz de Raúl, sonrío al verlo en su traje. Se acerca a mí y me abraza, lo aprieto fuerte hacia mi. Ya es todo un hombre, con veinte años es el mejor en su clase y con todas las ganas de estar al frente de la empresa. Tengo seguro que en unos años este chico va a estar ocupando mi lugar. Arreglo su corbata la cual está de lado. Me sonríe.— Gracias.— Va a saludar a Aarón  y este le pasa el brazo por los hombros haciéndolo reír.

Estoy orgulloso del hombre que se está convirtiendo, me siento feliz de saber que les estoy dando una buena vida a esos chicos que antes ni creían que podían tener lo que tienen hoy.

— ¿Y Carter?— Le pregunto a mi padre.

— Ya sabes como es, anda correteando por ahí.— Niego sonriendo cuando lo escucho.

Por las bocinas anuncian que ya va a comenzar, nos dirijimos a nuestro asientos. Observo a mi al rededor cuando me siento buscando a Carter, hago una mueca al no ver señales de él.

— Debe estar viniendo.— Me asegura Aarón. La gente al rededor guarda silencio al ver al director en la tarima.

— Buenos días familias. Espero que estén muy bien este día, estoy feliz de hoy anunciar a nuestros graduados del año. Estoy orgulloso de ver tanto talento en esta universidad y agradecido al mismo tiempo por preferirnos como universidad.— Hace una pausa, lee algunas hojas en su mano, sonríe feliz.— Empecemos entonces, sin más que decir que pasen nuestros graduados.— Empieza a decir nombres por nombres, viendo como cada uno agarra su diploma y se toman fotos a los minutos  llega Carter, sonrío al verlo. Se sienta a mi lado y no pasa ni un segundo cuando una cabellera roja se me lanza.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora