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Abro el basurero y me asomo. Arrugo la nariz por el olor a podrido que por el sale.
Muevo algunas cosas y me consigo con una camiseta roja la cual tiene un agujero en la parte del cuello.
Está sucia pero no inservible.
La guardo en mi mochila y sigo viendo adentro del basurero.
Encuentro algunas latas y cartones, las saco y las coloco aun lado de mi bolso. Sigo observando y sonrio cuando consigo un jugo de naranja a medio beber, la guardo también en la mochila.
Cuando noto que no hay más nada que se pueda rescatar. Cierro el basurero y noto que la gente me mira. Los miro levantando un ceja, cuando notan el gesto se alejan rápido.
Bufo, agarro las latas y cartones yendome de ahí. Camino por las calles transitadas, cuando las personas me ven se alejan lo mas que pueden y siguen con su camino. Yo solo sigo con el mío.
Cuando llego a un parque, observo alrededor hasta que veo un banco solo, voy hacia el y me siento.
Abro mi mochila y saco el jugo que encontré y también un pan que me regaló la panadería por donde siempre paso.
Doy el primer mordisco y me dedico a ver a mi alrededor.
Hay algunas personas corriendo otras haciendo ejercicios y otras paseando a sus perros.
Tomo un sorbo de el jugo y observo lo que he recolectado hasta ahora. Tal vez me den unos siete o Díez dolares por eso, puede que menos.
Cada vez veo a más personas viviendo en la calle, los arriendos estan más caros, la comida aumentan cada vez más el precio y para quienes no terminaron los estudios es más difícil conseguir trabajo. Los ven como tontos, inútiles y sin conocimientos alguno. Yo he trabajado varias veces pero me terminan corriendo porque no tengo ropa aceptable o porque otras personas piensan que por vivir en la calle les voy a robar. Este mundo cada vez está peor, solo se ven que vivimos en la calle y comemos de la basura. No ven más allá, no ven por lo que pasamos nosotros o nuestros sentimientos para ofendernos así, igual que ellos somos personas aunque no tengamos la misma situación económica seguimos siendo iguales, personas que sienten.
Salgo de mis pensamientos al sentir algo en mis pies, bajo mi mirada hasta dar con una pelota de fútbol, la agarro y en ese momento escucho pasos acercándose.
Levanto la mirada y veo a un niño de cabellos castaños y ojos verdes acercarse. Frunce el ceño mirándome y después mira la pelota de fútbol.
— Esa pelota es mía.— Dice, levanto una ceja sorprendida por su actitud.
Sonrío y apreto la pelota más hacia mí. Su entrecejo se unde más.
Hago como si buscara algo en la pelota.
— Yo no veo que diga tu nombre.— Cuando lo digo el niño dirije su mirada a la pelota y vuelve su mirada a la mía.— ¿Cómo puedo saber que es tuya?— Vuelvo hablar. El niño me mira confundido.
—Mi papá me la compró.— Dice afirmando con un asentimiento haciendo que su cabello, ya bastante largo se fuera a sus ojos.
Me rio internamente por la forma que se lo acomoda.
— Pero tampoco tiene el nombre de tu papá. ¿Seguro que es tuya? — El niño vuelve a fruncir el ceño y se acerca a mi, sonrío mentalmente.
Cuando está lo suficientemente cerca me muestra su camisa la cual tiene una pelota de fútbol en ella.
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Una nueva oportunidad
RomanceÉl, un empresario multimillonario. Guapo, sexy, gruñon, con un ego bastante grandre y sexy ¿Ya había dicho sexy? ¿Si? bueno es que es realmente sexy. Con padres exigentes y una novia que a sus ojos es perfecta. Ella, huerfana, se escapó del orfanato...