-EHan pasado ocho horas desde se llevaron a Raúl y mi agonía aumenta. Nadie me a dado información y las pocas enfermeras que veo les pregunta pero solo me dicen que espere.
Estoy sentada en la sala de espera, Oliver sigue aquí. Está sentado a dos sillas de mi, me separe de sus brazos al dejar de llorar. Vi como su mandíbula se tenso pero no dijo nada ni hizo nada.
Agradecí que entendiera que quería mi espacio.
El hombre que vino con Oliver sigue también aquí, está en una llamada a unos metros de nosotros. Fue mi primer impulso llamar a Oliver a penas pude, no hubiera podido sola, cuando vi toda la sangre temí, en verdad temí y temo perder a una parte de mi corazón.
Niego la cabeza, recordando al chico con el cual estaba hablando Raúl.
No entiendo como Raúl pudo llegar a esas personas.
¿Vender droga?
Ahora todo tiene sentido. Las cosas nuevas, la comida que siempre traía, los juguetes de los niños.
Levanto la cabeza de golpe al recordar a los niños y siento una opresión por haberme olvidado completamente de ellos. Cuando me levanto de mi asiento, el mismo doctor que se llevó a Raúl sale de la sala de urgencias. Me acerco rápidamente y cuando me ve me da una mirada triste.
No.
- ¿Estás bien doctor?- Le digo con la voz entrecortada. Siento a Oliver atrás y el hombre que vino con él, se acerca colgando la llamada. El doctor suspira.
- El chico perdió mucha sangre, tuvimos que hacerle muchas transfusiones de sangre. Sus heridas fueron muy profundas, un poco más y le pudo desgarrar el hígado.- Tiemblo al pensar lo peor.- Ahora está estable.- Suelto un suspiro aliviada. Pero el doctor niega y un frío pasa por mi espalda al ver su expresión.- Pero estas veinticuatro horas son críticas, si las pasa lo siguiente sería una dura recuperación. Esperemos que al ser joven tenga más posibilidades.- Termina de decir, siento mis ojos llenarse de lagrimas, muerdo mi labio para no llorar.
- ¿Puedo verlo?- Le pregunto dando un paso hacia él cuando veo que se va a ir.
- Por ahora, nadie puede pasar a verlo. No queremos que tenga alguna infección o que se altere, debe descansar.- Bajo la cabeza derrotada. Siento una mano en mi hombro y me tenso, levantó la cabeza viendo al doctor.- Si todo va bien en la noche y en el transcurso de la mañana puede verlo por unos minutos.- Asiento dando un paso atrás, haciendo que su mano caiga. El doctor carraspea incómodo para después alejarse.
— Eli.— Doy la vuelta hacia Oliver al escuchar su voz. Lo miro negando y después miro a su amigo, Oliver ve a su amigo.— Él es Aarón, ella es Elizabeth.— Da un paso hacia mi y levanta su mano para poderla estrechar, me quedo mirando su mano. Lo veo a los ojos y el baja la mano cuando ve que no hago el intento de dársela. Asiento en su dirección y vuelvo mi mirada hacia Oliver.
— Gracias por ayudarme y discúlpame por haberte molestado.— Él niega con el ceño fruncido.
— Te di mi número para cualquier emergencia y agradezco que hayas llamado.— Dice, baja su mirada por mi ropa, acción que yo sigo hago una mueca al ver toda la sangre en mi ropa.— Lo mejor es que te cambies.— Me recomienda.
Niego.
— No hay ropa aquí para cambiarme.— Se voltea y va a los asientos agarrando una bolsa que no había notado, vuelve hacia donde estoy y me la tiende. Lo miro sorprendida.
— Me tome la molestia de comprarte algo de ropa, para que puedas cambiarte.— Le voy a replicar pero vuelve a hablar cuando ve mis intenciones.— Tómalo como un regalo o como lo quieras ver. Solo mira a tu alrededor, la gente te mira como si hubieses salido de una carnicería.— Levantó mi ceja por su bromista de mal gusto. Miro a mi alrededor donde efectivamente veo a la gente viéndome raro, mis ojos enfocan a un niño el cual me mira asustado. Mi corazón se oprime al recordar a los niños.
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Una nueva oportunidad
RomanceÉl, un empresario multimillonario. Guapo, sexy, gruñon, con un ego bastante grandre y sexy ¿Ya había dicho sexy? ¿Si? bueno es que es realmente sexy. Con padres exigentes y una novia que a sus ojos es perfecta. Ella, huerfana, se escapó del orfanato...