doce

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Eso si lo había descolocado, de todas las respuestas que había esperado, esa no era una de ellas, así que se echó hacia atrás, con el ceño fruncido y la sangre subiéndole al rostro, en mitad de la canción escucha la risa de Doblas, escandalosa.

- Que es broma, joder, quita esa cara. - se retracta el peliblanco, aún sonriendo socarronamente.

El pelinegro lo observa con el ceño fruncido, mientras el menor se ríe en voz baja. - Bueno, eso es todo, me voy. - dice, poniéndose de pie. - ¿Me llevas, Willy?

- Claro, voy a decirle a Fargan. - avisa, poniéndose de pie también.

- Bien, bien, te voy a decir la verdad. - apresura Rubius mirando como el otro peliblanco camina hacia el chico al final de la barra. - Aposté con mi amigo en si podía conseguir tu número, - se excusa, estirándose hacia él. - anda, ayúdame con eso.

Samuel suspira, mirándolo con desagrado y cansancio. - A mí no me interesan ni tu amigo, ni las apuestas que hagas con él.

- ¿Ni siquiera yo? - inquiere, haciendo un mohín.

- Ni siquiera tú, Rubén Doblas que estudia ballet. - responde él con dureza antes de encaminarse hacia la salida, Rubius suspira, soltando maldiciones en voz baja, hasta que otro chico peliblanco se pone de pie frente él, estirando un papelito doblado por la mitad.

- Por el esfuerzo. - explica, dedicándole una sonrisita con ambos ojos tan achinados que casi parece que están cerrados.

m i s e r y -rubegetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora