dos

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Alex reía a carcajadas para cuando Rubén llegó al comedor, tal parecía que alguien en la mesa había soltado un chiste y nadie allí había entendido la gracia más que él.

- Estoy cansado. - se queja el peliblanco, sentándose junto a Mangel, todo el mundo lo mira. - ¿Quién nos falta? - inquiere, notando que solamente hay otras tres personas en la mesa. - ¿Dónde está el calvo?

- Pues ya ves, - dice Alex, levantando la cabeza en dirección a algún punto, todos siguen la mirada, hasta descubrir a Auron sentado en otra mesa, junto a un chico castaño, que le sonríe con dulzura. - nos deja por su bobeito de turno.

- Anda ya, pero si es bailarín... - susurra Lolito, mirándolo con curiosidad. - ¿no es amigo tuyo, Rubiuh?

- Ah, ci. - responde, aún con los ojos puestos sobre Auron, ¿de verdad le molaba Luzuriaga? Se mordió el interior de la mejilla antes de apartar la mirada de ellos. - Es bueno, hace unas piruetas muy precisas, se maneja bien con l~

- Sí, sí. - interrumpe Alex. - ¿Alguien viene al bar hoy?

- Voy a quedarme hasta tarde. - se excusa Rubén. - Tengo que practicar si quiero el primer protagónico de la temporada. 

- ¿Y ustedes? - inquiere, mirando a los otros dos, quienes asienten. 

- Claro, eres como nuestro hijo, nosotros vamos a verte todas las veces que cantes. - dice Lolito, dedicándole una sonrisa, Mangel ríe observando al azabache entornar los ojos.

- Bien, le diré a Auron que venga también, ¿quién sabe? A lo mejor y escucharme cantar con el nuevo lo ayudan a mojar el churro. - murmura, aún algo ceñudo, y Mangel y Lolito vuelven a reír.

* * *

- Y... pas couru! - exclama la mujer, con ambas manos entrelazadas tras la espalda, el peliblanco podía sentir como el sudor le resbalaba por la frente, y agradecía internamente el haberse recogido el cabello antes de empezar. - Pirouette! Pirouette! - recita nuevamente, y las personas en mitad de la habitación la obedecen, y se detienen allí, tomando aire en profundas respiraciones que hacen que el pecho les duela por el esfuerzo. - Bien, eso está mejor, parece que necesitabais recuperar algo de energía.

- Eh, que linda pirueta. - susurra Luzu a su lado, sonriéndole, Rubius se aparta el sudor de la frente con la manga de la sudadera, y asiente.

- Lo sé. - responde con sencillez, apartándose del lugar, y dejando al castaño allí, parpadeando algo confundido.

Se sienta junto a su mochila, abriéndola para sacar la botella de agua, le dolían los pies, pero necesitaba seguir practicando, así que ya le había dicho a madame LeBlanc que necesitaría quedarse, la mujer no había puesto "peros", así que el peliblanco observó a todos salir, mientras se quedaba allí.

Cuando no quedaba nadie más allí que él, se puso de pie, con la mirada frente al inmenso espejo, se observó allí un instante y asintió, la música empezó a sonar entonces.

m i s e r y -rubegetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora