veintiuno

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- ¡Auroncito! - llama el castaño, el nombrado se gira para buscar a Luzu, quien se acerca a su mesa. - Aún no he visto la lista, ¿quieres acompañarme? - y se acerca lo suficiente para ponerle las manos sobre los hombros, dedicándoles una sonrisa a los otros chicos alrededor de la mesa. - Uh, ¿y esto? ¿Spa en la cafetería? - inquiere, inclinándose para apoyar la mandíbula sobre el cabello negro de Auron.

- ¿Te apuntas? Solo que no tenemos velas aromáticas. - se ríe, moviendo la pierna de Rubén fuera de su regazo. - Este jo'puta me debe cincuenta pavos por el masaje, pero para ti es gratis, mi niño.

Rubén suspira, girándose por completo para seguir hablando con Alex, mientras Raúl se pone de pie, tomando la mano del contrario.

- Les avisaremos de las parejas. - dice Auron, Alex y Rubius asienten, sin prestarle real atención al pelinegro.

- ¿Y cuándo se supone que le vas a decir que te gusta? - inquiere Alex, mirándolo con una sonrisita, el peliblanco entorna los ojos. - Anda, no vas a creer que ese de verdad quiere algo serio.

- ¿Bobo o qué? - inquiere. - Lleva más tiempo con Luzuriaga de lo que hemos visto nunca, hasta empieza a darme miedo, tronco.

- Lo reformó. - se ríe. - Ahora es un buen tío y hace trabajo comunitario, pero la pinta de cani no se la quita nadie.

Rubius ríe, porque no está del todo seguro de que eso sea mentira, quizás Luzu si iba a reformar a Auron, quizás un día de estos llegaría y ya no seria el mismo Raúl del que estaba prendado, eso sería fantástico.

Pero hasta entonces... vaya que le dolía ele verlos juntos.

m i s e r y -rubegetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora