m i s e r y -rubegetta-

diez

- Ya tengo uno, pero gracias por el ofrecimiento. - responde, elevando el vaso en su mano.

- Anda, tomar uno conmigo no te va a matar. - insiste, sentándose en el banco a su lado.

- Bien, Rubén Doblas que estudia ballet, ¿qué quieres? - inquiere, mirándolo con cansancio.

- Oh, así que recuerdas quien soy. - dice, con una sonrisa socarrona, extendiendo una de las copas que el castaño tras la barra les extiende. - Pero no quiero nada, además de hablar contigo, claro.

Los ojos violetas examinan su expresión, no confiaba en él, en lo absoluto, pero el peliblanco no tenía porque saberlo, así que suspira, mirándolo con expresión cansina. - Claro, Rubén Doblas que estudia ballet, lo que tú digas.

- Puedes llamarme Rubius, así me llaman mis amigos. - dice él, sentándose a su lado, Samuel sonríe.

- Nosotros no somos amigos. - aclara, el peliblanco parece ofendido un instante, pero se limita a sonreír también.

- Jo, yo espero que no.

Fargan y Willy observan la escena con diversión, jamás habían visto a alguien que insistiera tanto en coquetear con Samuel, pero sin duda era entretenido.

- Repito, - dice. - ¿qué quieres?

- Ya te lo he dicho: hablar contigo, ¿es tan difícil de creer que quiera el deleite de tu compañía? - inquiere, haciendo un mohín.

- No me conoces. - responde tajantemente el pelinegro.

- Aún, - corrige. - no te conozco aún.

"Vaya tío más pesado..." piensa Samuel, dejando la copa sobre la barra.