sesenta

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Despertó por el sonido del teléfono junto a él, descubrió que era casi medianoche, y realmente no estaba seguro de cuándo se había quedado dormido, pero respondió la llamada tan pronto como pudo.

— ¿Samuel? — inquiere, la bruma del sueño aún se cierne sobre él para cuando se sienta al borde de la cama, pero la voz del otro lado no es de la persona que espera.

— ¿"Samuel"? — repite Raúl con un deje de desdén tiñendo su voz. — ¿Por qué te llamaría el músico ese?

— ¿Auron? — el peliblanco mira la llamada en su teléfono descubriendo que, efectivamente, el nombre en la pantalla es su mejor amigo, y no Samuel De Luque. — Coño, perdona, es solo que... — "estoy preocupado", "quería hablar con él", "¿Luzu no te ha mencionado algo?". — nada, ¿pasa algo?

— Claro que pasa, tío, llevamos como dos días sin hablar y a ti te la pela. — refunfuña el pelinegro del otro lado de la línea. — Ni siquiera me saludas ahora, como se nota que el músico ese te está comiendo la cabeza.

— Joder, Auron, pero si tú eres quien no quería hablarme. — responde el bailarín. — Te enojaste porque salí con Alex el día que tú fuiste a reconciliarte con Luzuriaga.

— Ni siquiera me invitaste. — reclama.

— No, porque estabas con Luzu, no quería interrumpir. — explica, no entiende muy bien por qué de repente todo esto sale a cuento, pero se siente irritado porque Auron se sienta con el derecho de echarle todo esto en cara.

— Yo hubiese querido salir contigo. — dice Raúl una vez más.

Y ahí iba de nuevo, esas señales confusas sobre cómo Rubén era más importante que Luzu, como lo quería más a él que a nadie en el mundo, como todo hubiese funcionado perfecto si ellos dos estaban juntos.

— Escucha, Auron, ahora mismo no quier-

— Somos tú y yo, ¿no? — susurra, y su voz se escucha algo vulnerable, como si estuviese temblando en el teléfono, pero no tiene el mismo efecto en Rubén que usualmente tiene, así que el peliblanco suspira.

— Claro que somos amigos. — dice con sencillez. — Pero tú tienes pareja, y tendrías que darle priorid-

— Yo te gusto.

Silencio, incómodo y estúpido silencio, el corazón de Rubén cae de llano contra el fondo de su estómago, toma una respiración profunda y deja el aire escapar entre sus dientes mientras piensa en una respuesta.

— ¿Qué?

— ¿Por qué estás todo el tiempo hablando de Samuel, pensando en él, esperando que te llame, cuando yo te gusto? — interroga, y a Rubén se le revuelve el estómago al escucharlo hablar así, como si tuviese algún derecho sobre él, sobre lo que puede o no hacer con su tiempo, con sus sentimientos.

— Auron, no sé de qué mierda estás hablando. — continúa, el corazón latiendo rápidamente a pesar del dolor en el fondo de su estómago, a pesar de más ganas de vomitar, ¿qué mierda le está haciendo su mejor amigo?

— Está bien — insiste, voz tranquila ahora que sabe que es verdad, ahora que sabe que Rubén no lo va a dejar. —, podemos hablar-

El peliblanco corta la llamada, respirando pesadamente. Mierda, mierda, mierda.

El teléfono vuelve a sonar y Rubén decide apagarlo. ¿Qué cojones acaba de suceder? ¿Cómo coño sabe Auron de eso? ¿Alguien se lo dijo? ¿Alex? ¿Mangel? ¿Frank? Encoge las piernas contra el pecho, siente que está temblando, así que presiona las manos alrededor de sus piernas, tratando de evitar el temblor de sus manos, intentando concentrarse en eso para evitar el llanto en el borde de sus ojos.

Mierda.

¿Desde cuándo lo sabe? ¿Lo sabe Luzu? ¿Lo odia por eso? ¿Samuel llegará a odiarlo por eso?

Quiere vomitar, la cabeza no para de darle vueltas, esto es lo peor que ha podido pasar en su pequeño mundo, lo peor que le ha podido pasar a su amistad, ¿qué será después de esto? ¿Qué pasará con ellos después de esto?

m i s e r y -rubegetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora