XIV. Alivios nuevos

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— ¿Por qué no me llevaste a mi habitación?

Taehyung guarda silencio, sin querer decir la realidad. En realidad si la llevo a la habitación en primer lugar, pero al abrir un poco la puerta, encontró a su papá con una prostituta encima. Prostituta, sirvienta, no importa lo que sea. Tenía muy poco tiempo de haber empezado, es obvio. Aún había mucha ropa involucrada. Casi diría que estaba acabado de llegar a la habitación, la cama estaba muy tendida también.

En contraste con lo que tardó en llegar ahí por su madre desmayada y haciéndolo detenerse para vomitar alrededor de cinco veces, le tomó demasiado tiempo. Al ver el espacio ocupado de forma tan engorrosa decidió llevarla a la torre donde ella se pierde siempre. Sabe que a Yoonji no le gusta, pero no se le ocurrió un mejor lugar.

Considerando que aquí es donde suele sentirse mejor tras un bajón, es lo más saludable. Ella se sienta y acomoda un mejor de cabello tras su oreja. Tiene la frente sudada y pulso tembloroso.

—Creí que aquí estarías más a gusto. —miente piadoso y Yoonji no dice nada al respecto.

— ¿Puedes dejarme sola?

—Pensaba traer al doctor, en realidad. No sé si lo que te paso fue-

—Estoy bien. Es lo de siempre. Fuera de aquí. —ordena seca y Taehyung exhala, viéndola desde abajo. La mujer que se arregla los pocos mechones sueltos.

—Estás mal, mamá. Tienes que ver un doctor.

— ¿Para qué? Ya veo uno casi cada mes. Vete de aquí, Taehyung.

El príncipe ladea la cabeza ¿Lo hace? Nunca se ha dado cuenta que sea tan constante. No tiene más opciones que cumplir con lo que ella pide. Una vez sola Yoonji cierra los ojos, acostada en los cuantiosos cojines. Prefiere dormir. Pensar de más acaba por hacerle doler la cabeza y es lo que menos necesita ahora. Afortunadamente, el sueño viene rápido, sin problema y resultando agradable a pesar de todo.

~ * * * ~

—Estás enferma.

Abre los ojos y entorna la cabeza a un lado. Encuentra esa misma persona de su sueño: Ella misma, pero con una larga melena dorada. Como sus manos, pecho y pies. Apenas lleva una bata a medio cerrar puesta. De aparente oro líquido.

Yoonji hace caso omiso. Queriendo fingir que no la está viendo. Sucede tan esporádicamente que aparezca en sus sueños que se olvida de ella. Que ahora la esté viendo despierta puede ser una terrible señal a que de verdad se está volviendo loca y no es cosa de su inútil marido quejándose de lo que sea.

— Precisamente por pensar de esa manera estás enferma—Frunce las cejas. La rubia mira al techo, recostada hacia atrás—. Lo que te hace, lo que te provoca. Acabarás realmente enferma y muerta si no lo solucionas pronto.

— "Solucionar". —repite en un murmullo y la rubia la mira.

—Mátalo.

—No.

—Si lo matas el reino será tuyo.

—Nada es mío. Incluso si lo hiciera, no conseguiría nada.

—Y por pensar de esa forma, acabarás enferma.

Yoonji se queda con los ojos cerrados aun cuando ella sigue hablando. Repitiendo aquella simple indicación: Mátalo, Mátalo, Mátalo, pero ¿De que serviría en realidad? La exiliarían o ejecutaría. Por herencia Taehyung se convertiría en el rey, Jimin en reina y su persona tirada a un lado. Lo de siempre.

Naturalmente o por su causa da exactamente lo mismo. Ser reina viuda es igual a no tener nada. Solo estar en un espacio cómodo sin hacer nada y eso ya lo tiene. Se frota el rostro con las manos, estresada y agobiada por lo mismo de siempre.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora