XXIV. Indiscreciones permitidas

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—Nada puede alegrarme más que nuestro futuro rey tenga una prometida tan dedicada.

Reverencia leve, teniendo a más de veinte personas pululando a su alrededor. Causa mucho agobio y cansancio que sea así, pero mantiene la expresión delicada y amable con ellos. Quizá no tiene una idea clara de qué pueden pretender ellos a la hora de aceptar hacerle un favor, seguir sus órdenes; tal vez en eso no está tan bien encaminada.

No obstante, es buena manipulando. Como una niña jugando. Una niña que sabe que, por ser linda, van a cumplirle caprichos. Que, si habla de cierta manera y se pone de ciertas maneras, va a haber mayor probabilidad de que la obedezcan.

Son nobles, no militares. Ser dura y amenazante con ellos solo funciona para ponerlos a la defensiva y a la larga, repelerlos. Si es es más flexible y de naturaleza ingenua, ellos resultaran atraídos de forma natural. Lo primordial en esta clase de vida y que aprendió desde muy temprano, es que se trata con víboras.

No hay una sola persona en la nobleza o monarquía que no sea una víbora rastrera que a saber cuándo muestra los dientes. Jimin también es una víbora, lo tiene claro, el problema es que aún no tiene los colmillos para atacar, solo su movimiento para hipnotizar a las que si lo tienen.

Piensa que en el futuro podrá tener esos colmillos, hasta entonces...

—Alteza real.

Yoonji es más que un basilisco cuidando a la diminuta víbora sin colmillos.

—Lástima que venga tan tarde. La apasionante reunión convocada por la princesa ya terminó—Yoonji ve a Jimin de reojo—. Supongo que la hará feliz saber que aceptamos su propuesta.

—Me hará feliz solo ver que la cumplen. —responde tosca y hay silencio.

Nadie puede verla a los ojos y ahí se aumenta aquella interpretación de que es un basilisco. Los pequeños, pero afilados ojos dorados que te congelan. No sabes que decir, cómo moverte, cómo atreverte a hacer nada frente a ella. Razonamiento y sentido común convertido en piedra.

A menos que se trate de esos helados ojos azules de la princesa de cabello rosa.

—Por supuesto que lo harán. No serían capaces de dejar a nuestro rey y este palacio sin protección ¿No es cierto?

Asienten sin hablar. Resulta tan marcada la diferencia entre ambas. Como Jimin es dulce y tierna, Yoonji fría y seca. A la reina no le extraña que ellos prefieran inclinarse a Jimin. Su actitud es propia de una persona manipulable. Con la facilidad que inician las guerras, quiere decir que estaría sola. Una reina manipulable es una ventaja que no van a perder.

Ganándose su simpatía desde ahora para cubrirse las espaldas en el futuro. Uno a uno se van retirando del palacio para alegría y tranquilidad de Yoonji, esta toma a Jimin de la mano una vez se encuentran solas.

— ¿Vamos a dar un paseo?

~ * * * ~

—No deje de ver el lado bueno, alteza. Todo está yendo bien.

—Ya lo sé, pero no puedo resistir el estar nerviosa. Yoonji...

Yoonji está muy cerca.

Yoonji está exageradamente cerca.

No sólo en el sentido literal cuando se ven, sino una manera que no se explica. Una especie de nuevo espacio que la reina puede abrir y la jala ahí con ella. Por eso se impulsa a tocarla, a tomarla de la mano. Perseguirla en esa pequeña burbuja donde nada más existe. Es asfixiante y alucinante al mismo tiempo. Es imposible de describir.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora