XLII. Tiempo apurado

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Los días y semanas pasan con abismal velocidad. Vertiginosa e incómoda. Para este momento, el samoyedo de Jimin es del tamaño del lobo y bien, es muy normal verlos durmiendo juntos. Milagrosamente, sin matar a su conejo. La boda y sus preparativos van bien.

Al final, no invitaron a los padres y hermanas de Yoonji. El mensajero no quiso tentar su suerte de manera tan terrible. Aprecia su cuello como está y alma sin convertir en piedra para variar. Que Yoonji apenas tenga aire por el corsé no cambia que te hará sentir igual que ella si la enojas.

Vestido, flores, salón, músicos, comida, incluso los invitados ya vienen camino al evento. Jimin está a un par de días de cumplir dieciocho y su boda será una semana después. Los nervios empiezan a fastidiarla. A pesar de tener todo bien organizado y aclarado, tendrá que acostarse con Taehyung y la idea sigue pareciéndole tan rara.

Tan fea.

Tan poco placentera.

Quizá por su forma de hacerlo, no se imagina como será algo entrando. Si va a doler, si va a gustarle. La marea. De la forma en que sea, también tiene la mínima tranquilidad con respecto a lo que Hosook le ha contado: Taehyung es alguien muy paciente y cuidadoso. Incluso si no hay esa química entre ellos, su prometido no la va a lastimar.

Yoonji por su lado no deja de pensar en lo mismo. El hecho de que Jimin y Taehyung estarían en una misma cama. Que su hijo estaría teniendo sexo con la que es su amante. La cabeza amenaza con explotarle. Nada que haga el médico la ayuda. La empeora sin excepciones y por desesperación, acaba recurriendo a Jeonggoo.

— ¿Eres de alguna tribu exterior? —La joven se paraliza en su lugar, abre y cierra la boca—. Solo ellos son tan hábiles haciendo esta clase de remedios naturales—murmura Yoonji—. No te voy a delatar si eso te preocupa. Solo es curiosidad.

—Majestad-

—La cabeza me va a reventar. —queja en voz alta con las manos en la cabeza.

Le punza, le provoca mareos, que casi se desmaye. Jeonggoo se acerca con cuidado y pide permiso para revisarla. Yoonji se deja. Solo por saber que dentro de lo que cabe, hay un círculo al que pertenece y puede confiar. Siendo el de las doncellas de Jimin y sus pocos allegados.

Abre los ojos del todo, con el susto en sus facciones del chupón leve en su mejilla y mordida agresiva en el labio.

—Es extraño—murmura Jeonggoo entrecerrando los ojos—. Su sangre es tan densa que ni siquiera se marca o sale.

Yoonji pasa el dedo por su labio y nota que apenas hay una gota, pero tan espesa que se siente gelatinosa.

—Cuando había gente herida, solían darles una infusión de plantas muy complicada de conseguir y procesar para nosotros—cuenta apartándose y entregándole el té ya disuelto. Yoonji lo bebe prestando atención—. Porque hace que el corazón lata mucho más lento, la sangre se coagule más fácil y peligres menos de desangrarte.

— ¿Y el punto de eso es...?

—Que no debía ingerirse mucho. Provoca que tu corazón lata muy lento todo el tiempo. Te duele la cabeza, te duele el tórax, te mareas fácil, desmayos, incluso peligras con no poder moverte por la falta de sangre en las venas. —explica Jeonggoo y Yoonji se relame los labios, bajando la taza.

— ¿Es posible hacer eso aquí?

— ¿Aquí? Sí, ustedes lo usan mucho. Al menos vi mucho en el ala medica una vez que fui. El doctor tiene un sembradío de esa planta y las que deben añadirse—Yoonji frunce las cejas ante esa aclaración—. También funciona como un somnífero, creí que por eso lo tenía, pero usted no está precisamente dormida, está enfermándose porque su corazón no está latiendo a un ritmo adecuado.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora