LVIII. Anuncios variados

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Acomoda el corpiño de su vestido y mira por la ventana. Ya no está muy lejos de llegar. Estuvo ¿Un mes? Como mucho en casa y se hartó. Sus padres tomaron la odiosa actitud de: Tienes que casarte para que gobiernes. Ni siquiera ellos se lo creen. Es la hipocresía más grande del planeta.

Porque si realmente quisieran que gobierne, la pusieran ya. Sin embargo, ahí están buscando un hombre para ella. Sabe que es lo que sucede en realidad: Quieren controlarla. Quieren hacerla quedarse quieta por su actitud promiscua. La realidad es que no lo van a conseguir.

Porque no van a darle un hombre que la sepa tratar e incitarla a permanecer solo con él. Ese hombre existe y lastimosamente está casado. Por otra parte, pudiera ser con una mujer. Ella está libre y esperándola con los brazos abiertos ¿El problema con eso? Obviamente...

—Para tontear no nos interesa, pero no te puede casar—Arremeda Sujin con intensa molestia—. Como si ellos supieran algo—bufa sacudiendo la mano—. Par de ancianos ridículos que no saben tener sexo ni ellos mismos.

Que sí, entiende que puede disfrutarse con solo la penetración, pero ¡Que aburrimiento más grande! Muerde su dedo índice, con la sensación de que el vestido la aprieta de manera incómoda. Recuerda a Hosook, como conseguía que tuviera orgasmos sin meter ni un solo dedo en su vagina, solo acariciando sus senos, sus piernas y su clítoris.

Incluso con los senos nada más.

O el que Taehyung sufra orgasmos con verlas besarse, con verlas masturbarse. Hay mil y un cosas eróticas y placenteras que ninguno de ellos entiende. Solo ella. Como si vino impreso en su cabeza al nacer. Diría que eso es lo que la hace ir de sitio en sitio.

La ansiedad de saber cómo ninguno va a servir de nada porque no es Taehyung y ninguna de las sirvientas le llega a los talones de bonita de Hosook. Todo es un lío. Se recuesta más en la puerta, con su mano buscando de llegar debajo de los tantos pliegos de tela que la impiden tocar su entrepierna.

Jadea y gime en voz baja. Con sus dedos frotando por encima de la ropa interior. Tanto pensar en lo que le gusta de ellos no la ayuda a estar bien. Quedan un par de horas cuanto mucho.

—Contrólate, en la noche harás esto bien. —se regaña haciendo puchero.

~ * * * ~

— ¡Hosook vamos! ¡Es la quinta vez en el día!

Hosook resopla, limpiándose la boca. Jeonggoo golpea el pie contra el suelo, impaciente de que su compañera acabe de vomitar. Ahora de una semana para acá no deja de tener nauseas. Cualquiera diría que está enferma.

—Estoy bien—Traga duro—. Gracias por preguntar.

—Deberías ir al médico a pedir que te dé algo. A este paso te vas a deshidratar—Recomienda inclinada a un lado, las pequeñas trenzas en su peinado colgando junto a un adorno de pluma—. Con una bella durmiente basta.

—Yo diría más que es una sirena. —bromea elocuente.

Las dos entran al jardín y hacen una reverencia por notar a Yoonji. La reina viendo al fondo del estanque donde Jimin se encuentra. Quiere pensar que está dormida. Así suena a que la podrá tener de regreso. Si la tacha de haber muerto, será incluso peor que Agust.

Porque no tiene como impedir que Jimin se desvanezca muy lejos de su alcance.

Jeonggoo y Hosook dejan algunas flores decorativas en la superficie del estanque. No pueden cambiar el agua, por lo que junto a la esperanza de que se mantenga limpia, colocan adornos. La vaga ilusión de que la luna decida hacerla despertar en algún momento.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora