XXVI. Necedad

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— ¿Qué tan probable es que alguien tenga canas a los diecisiete...? Depende, hay personas propensas a sufrir de estrés y eso hace que el cabello pierda lo que da el color—Yoonji se mantiene dando toques a su brazo—, pero suele es un poco extraño en gente joven sin problemáticas alrededor. Si no son reyes o nobles a cargo de una familia.

—Una niñata de diecisiete años no tiene excusas para ser canosa.

Namjoon queda confundido. Es usual que Yoonji salte con cosas "raras" de repente. Es muy espontanea a la hora de interrogar. Las dudas que hay en su mente son tantas que acaba siendo imposible sondear a la reina. No obstante, en esta ocasión lo descolocó ¿La princesa Jimin tiene canas? La ha visto perfectamente bien.

Aunque debe admitir que el cabello rosa es un detalle raro cuanto menos. Duda mucho que preguntándole a Jeonggoo saque información de algo.

. . .

Se le hace raro que Jimin esté en su habitación a esta hora de la tarde. Suele ser alguien que pase por todo el palacio a menos que se la detenga. Como si no consigue quedarse quieta en ningún lugar. Avanza hasta la habitación de la princesa y se detiene de tocar al escuchar más voces dentro.

Entra en la habitación contigua para pasar de un balcón a otro y espiar que sucede, encuentra a Jimin sentada en una silla con las dos doncellas atendiéndola. Más específicamente, el cabello. Jimin tiene al conejo en su regazo y el samoyedo dormido junto al lobo adulto.

—Esta vez te quedó muy oscuro el tinte. —comenta Jimin con ojos entrecerrados. Hosook aparta algunos mechones de cabello y toma la brocha pequeña que Jeonggoo le tiende, esparciendo una crema de color rosado salmón.

—Las flores más claras están en el jardín de la reina y ahí no puedo entrar. Hice lo que pude, lo siento. —lloriquea la doncella y Jimin bosteza.

—No importa, es un color bonito—Entorna la mirada hacia el espejo de la habitación—. Espero que no haga que se note demasiado...

— ¿No debería informarlo en algún momento? —pregunta Jeonggoo preocupada—. Si se enteran solos quizá-

—Primero tengo que casarme. Luego de eso se los diré—Yoonji levanta una ceja—. Indiferentemente cuánto tiempo ya llevo aquí, van a echarme si se los digo antes de tiempo. La reina no va a quererlo. No con lo mucho que ha dicho que importan algunas cosas.

— ¿Cómo qué?

—Hijos.

—No es infértil, princesa.

—Ya sé que no.

— ¿Entonces? —Hosook revisa que todo esté bien lleno del tinte. Una mezcla entre flores, aceites y otros ingredientes con el fin de que se queden adheridos a la cabellera—. Es el único riesgo que corre y lo más probable es que no les importe.

—Ay, Hobi—ríe leve y tierna—. Si fuese una niña de verano como tú sí que no habría problema. Que envidia te tengo.

—Princesa no me diga eso.

—Si la avergüenza no acabamos nunca. —Advierte Jeonggoo.

Yoonji regresa por donde vino ¿Rechazarla por qué? ¿Qué tiene que ver todo esto? Es mujer, eso es imposible que no sea verdad. La ha visto desnuda. También es noble, ni siquiera su padre se atrevería a engañar dando a una plebeya o una aparecida total. Hallar ese punto importante y que Jimin quiere eludir incluso en su privacidad es lo que toca ahora. Así sea bajo amenaza.

. . .

— ¿Cómo van las lecciones con Namjoon? ¿Es amable contigo? —pregunta Jimin curiosa. Jeonggoo balancea la cabeza.

Queen Ilsig || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora