Siempre serás tu

CAPÍTULO 75.

- ¿Y ya se lo has contado a tu madre?- me preguntó Teressa después de que le contará que oficialmente ya estaba prometida.

Se lo conté todo con lujo de detalles. Omitiendo detalles como que Rodrigo hizo que llegáramos tarde a posta para fastidiar a su padre, que Aaron y Lola se pasaron por la mesa o ciertos comentarios del padre de Rodrigo que no quiero recordar aunque los tenga grabados a fuego en mi mente.

- Sí, no le ha gustado mucho con quién pero bueno...

- No mientas.- dijo Hunter que entraba en el comedor con la cena.- No se lo has dicho a nadie de tu familia y no tienes pensado hacerlo en mucho tiempo.

- No desconfíes de la chiquilla. Si dice que lo ha hecho es porque lo ha hecho.

Hunter soltó un par de carcajadas sonoras confirmando mis sospechas, no se lo había creído ni se lo iba a creer.

- Vamos a dejar el circo para otro momento.- dijo mientras nos servía el pollo al horno que había cocinado.- A parte de que con solo mirarte o escucharte sé que mientes voy a dar pruebas empíricas.

- Hunter...- Teressa intentó interrumpirle pero sin éxito.

- Déjalo, ya sabía que había muchas posibilidades de que no me creyera.- le dije con una sonrisa.

- Si hubiera llamado a su madre la siguiente en enterarse habría sido Olivia y más tarde James.

- ¿Y eso que tiene que ver? No me llama mi hija me va a llamar tu padre.- dijo Teressa de mala gana, como si no fuera capaz de llegar a donde su nieto quiere llegar y eso le frustrará.

- Si mi padre se entera me llamaría corriendo diciendo que he perdido la mejor oportunidad de mi vida.

- Eso es verdad, chica más educada y guapa no hay.- dijo ella con toda la confianza del mundo.- ¿No era tú madre la que os quería juntos?

- Dice que somos de épocas diferentes, él ya tiene que asentar la cabeza y yo estoy en la etapa de vivir la vida loca.- dije antes de probar el pollo.

- ¿Y bien?- preguntó Hunter señalando el pollo con la cabeza.

- Creo que nunca me saldrá tan bueno como el tuyo.- dije antes de llevarme otro trozo a la boca.

Es uno de sus platos estrella. Tiene muchos, como la lasaña vegetal o el pastel de carne. Cuando se cenaba en mi casa siempre traía el algo de comer o lo preparaba en mi casa ya que si me tocaba a mí comeríamos de algún restaurante cerca de mi calle.

- Para que te salga bueno hay que saber usar el horno.

- Hunter.- le riñó su abuela que se estaba poniendo roja de la vergüenza.- Nos ha dejado su casa, ha acelerado los tramites de esta y me ha tratado genial, no te comportes como el capullo que eres.

Le saqué la lengua a Hunter a modo de "baile de la victoria" que haces cuando tienes 7 años y has conseguido que riñan a tu hermano o a tus primos por estar metiéndose contigo.

A decir verdad, nunca hice baile de la victoria. Mi madre decía que era muy infantil a pesar de tener 8 años cuando conocí la existencia de este tipo de bailes.

Puede sonar de caprichosa pero siempre envidié a las madres de mis amigos. Podían llegar manchados a casa por haber estado jugando en el parque y no recibían una bronca por ello. Yo sin embargo la recibiría hasta por respirar muy fuerte cerca de mis progenitores.

- Así que tú también te llevas mal con la familia.

- Creo que la mayoría de personas que conozco no tienen trato con alguien de su familia.- le contesté mientras Hunter le lanzaba una mirada de advertencia a su abuela.