CAPÍTULO 61.

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Rodrigo

Me había cogido el día libre en la oficina, no solía hacerlo pero después de la noche que habíamos pasado necesitaba descansar. Me ofrecí millones de veces a llamar a mi amigo y que le diera otro día libre más, pero Sara se había negado aunque yo creo que se lo pensó un poco más cuando la alarma sonó y se quedó un par de minutos con los ojos cerrados y sin moverse. 

Aproveché esos minutos para abrazarla por la espalda y darle un par de besos en el cuello y el principio de la espalda, todavía estaba algo tensa y no sabía exactamente por qué era. 

Cuando llegamos del restaurante decidimos dar un paseo por la playa antes de volver a casa, era algo pronto y quería pasar tiempo a solas con ella. Quería disfrutar de su sonrisa plena, de sus carcajadas libres o del hoyuelo que se le forma en el lado derecho cuando se ríe desenfrenada. 

Hacía una noche calurosa y ella se veía hermosa. Vestía con una especie de sujetador de encaje blanco, tapaba más de la cuenta para serlo, que me traía loco y unos pantalones cortos negros que le hacía la cintura más perfecta del universo. 

Le ayude a descalzarse, dijo algo de que Lola le mataría si fastidiaba esos tacones con la arena pero no estaba escuchando lo que decía si no como sus labios se movían llamando a los míos. En esa ocasión me contuve a besarla, no sé muy bien por qué. 

- ¿Te imaginabas así hace 5 años atrás?

Su voz me hizo incorporarme y seguirla por la arena descalzo, no contesté hasta que se detuvo muy cerca de la orilla y observo la luna. 

- Claro que no, me imaginaba siendo un hombre de negocios... cuando tuvimos que mudarnos pensé en llamar a mi padre y que me diera un puesto de trabajo para mantener la casa de mi infancia pero después lo pensé mucho mejor. 

- ¿Y por qué?

- Creo que es la primera vez que lo digo en voz alta pero fue por ti.- nunca había dicho eso, ni que pensé en llamar a mi padre ni que por ella no lo había hecho.

Su cara de asombro me incitó a seguir hablándole, a contarle cosas que creo que nunca había verbalizado antes o cosas que han cambiando en mis pensamientos desde que ella llegó. 

- Me imaginé tu cara al ver volviendo a mi padre después de todo lo que nos hizo, lo del contrabando o los cuernos a mi madre que ella también se los ponía pero... bueno todo ese rollo y como nos dejaron a Adrián y a mi tirados. Lo del contrabando casi se demuestra pero me echaron del caso... familiar del acusado no puede trabajar en ese caso y seguro que un par de billetes también ayudó a echarme del caso. 

- Entiendo.- dijo ella con cara de pena.- Siento lo de tus padres... se le veía tan felices juntos cuando llegue. 

- No es culpa tuya, supongo que los habíamos perdido hace mucho tiempo solo que nadie los había desenmascarado.- dije con una sonrisa triste, me había dolido tanto perder a mi familia y a ella.- Pero no, no me veía así hace 5 años. No me veía con un bufete propio, no me imaginaba mudándome dos veces y tampoco con amigos como Aaron. 

- ¿Te gusta la prensa?

Esa pregunta me pilló desprevenido, por un momento me volvieron las imágenes con Blanca posando para tantas cámaras a la vez o todas las entrevistas de la televisión que alguna vez desee que Sara viera. 

- Me gustaba más que me gusta, son casi 30 años ya y maduras. No voy a negar que me encantaba que me reconocieran y todas las fotos que me hacían o las entrevistas en plena calle nada más salir del despacho, con 25 años creo que te sientes poderoso. 

- Como el popular del instituto pero en versión mayor. 

- Yo fui los dos, lo mejor es ser el popular del insti.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora