CAPÍTULO 13.

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- Señor Pérez.- era la voz de Sandra.

- ¿La señorita Evans a que hora ha entrado ha su puesto de trabajo?

Oh, muchas gracias por no venir a preguntármelo a mí.

- Sobre las nueve menos cuarto estaba ya aquí.

No le escucho decir nada, supongo que habrá ido ya a su despacho a ver que putada me hace por dejarlo solo en la gala.

Miro el reloj del ordenador y ya es casi la una del mediodía, me estaba muriendo de hambre. No había desayunado nada, solo me había bebido un café desde la cena de ayer.

- ¿Puedo pasar?

- Adelante Sandra.

- Él señor Pérez quiere ver su presentación y saber si ha adelantado trabajo. Dice que se lo lleves antes de ir a comer.

Sandra sale cerrando la puerta de la oficina. Recojo todos los materiales que hay encima de la mesa, no me gusta verla desordenada después de acabar con algo.

Igual no había avanzado mucho en los planos pero la presentación era impecable, de eso estaba segura. Me ha llevado casi 4 horas tenerla lista, e incluso he puesto un acabado en 3D que he hecho con un programa del ordenador.

Salgo de la oficina cerrando la puerta con llave, se la doy a Sandra y camino hacía la oficina de Aaron con los planos en la mano. Le había mandado por email la presentación antes de apagar el ordenador.

- ¿Se puede?- digo picando a la puerta.

- Sí.

Abro la puerta y me encuentro con un Aaron sentando en la silla mirando el ordenador, tiene la misma postura que cuando entre aquí ayer para hablar con él. Ni siquiera me ha mirado, ni ha hecho ningún comentario respecto ayer.

Dejo los planos encima de la mesa y retrocedo un par de pasos de la mesa, quedándome de pie a una distancia prudencial.

- La presentación está bien, puede ser mejorable.

Ni siquiera me ha mirado para decirme eso de mi presentación, estoy segura que mi presentación vale más que un simple puede ser mejorable. Tampoco a mirado los planos, los ha dejado ahí como al lado mientras saca el móvil. Me ha hecho venir para que le traiga unos planos y se pone a mirar el móvil, alguien me puede ayudar a entender esto.

- Mira tengo algo de prisa, y usted no se digna ni a mirar mi trabajo de toda la mañana.

- ¿La misma prisa que tuviste ayer para irte a un sitio de mala muerte?

Ahora la que se queda sin saber responder soy yo, enserio piensa que si yo hubiera sabido que íbamos a ir a ese sitio me hubiera ido con él.

- Yo no sabía a dónde íbamos a ir, yo solo quería irme a casa. En esa cena hubo muchas cosas que no me esperaba para nada, no esperaba encontrarme al cabrón de mi ex en la cena.

- ¿Por qué mentiste?

- Porque él mintió, yo no quería causar problemas y no quería saber nada. Nunca me había metido en líos si hacía lo que él decía, no pensé que eso fuera a cambiar. 

- Sé que no eres una simple amiga de la familia, pero no dijiste nada. 

- Prefiero ser la amiga de la familia, que aguantar a Rodrigo echarme cosas en cara. 

- ¿Las tiene?

- Solo tiene eso, le deje en un aeropuerto diciendo un adiós y que me dejará en paz. Fui egoísta pero necesitaba serlo, nada más. Prefiero ser la amiga de la familia, vernos por tema de trabajo y ya. 

- ¿No quieres nada que ver con él?

- No, no lo quiero. 

- ¿Por qué nunca dice tu nombre? Siempre me ha hablado de una tal ella, una ella que era preciosa pero también atrevida, lista y con muchas ganas de vivir. Que le transmitía paz y serenidad, también le aportaba sentido común y había hecho que solo se fijara en ella...

- Eso es mentira, días antes de volverme a mi país me puso los cuernos. Les pille en la cama, no haciéndolo pero la ropa estaba tirada por el suelo y él nunca lo desmintió. Podía transmitirle todo lo que él quiera pero que no diga que solo tenía ojos para mi cuando era una mentira. 

Se queda callado, solo me mira. 

Intento no llorar, hacía mucho que esas imágenes no cruzaban mi cabeza. Esas imágenes que veía a todas horas, esas imágenes que tanto me pasaron factura con los hombres... hacía mucho que la imagen de María encima de Rodrigo no se venía a la cabeza. 

Es increíble que le dijera a su amigo que solo tenía ojos para mi cuando me había puesto los cuernos, le dio igual que le pudiera pillar poniéndome los cuernos. Es increíble que hablará tan bien de mi pero que al final no sintiera nada, como historia para contar un día de borrachera con los colegas estaba bien pero para contarle a tu amigo como historia verdadera me parece un poco triste. Alguien que ve a su pareja así es imposible que sea capaz de engañarles.

- Lo siento, no quería que te pusieras así.

Siento como las lágrimas bañan mis mejillas, pero Aaron solo se levanta y se sienta en la mesa con los brazos cruzados... La verdad que ahora me gustaría mucho un abrazo, o por lo menos no tener a nadie delante. 

- Con permiso.

Me giro para caminar hacía la puerta para irme a comer cuando Aaron parece haber reaccionado y me agarra la mano acercándome a él. Me abraza y con una mano me acaricia la espalda. 

- Lo siento, Adrián me lo contó todo. Su versión con la de Rodrigo no me cuadraba, Adrián me explicó que su hermano había sido un gilipollas contigo y que tú tenías que volver a casa y lo dejaste aquí. Pero la versión de Rodrigo era que él solo había metido la pata una vez y que le dejaste, me enfadé mucho por la mentira que le habías seguido a Rodrigo y que te hubieras ido a ese sitio. 

- Cuando estuve con él, me gustaba ese sitio. No era mi sitio favorito pero me gustaba ir de vez en cuando, era una adolescente que cuando llego a España cambió su manera de vivir la vida. No sabía que me iba a llevar allí, además que el ambiente no era el mismo. 

- Nunca salió de ese mundo, un día hicieron una gran redada porque había un narcotraficante en la ciudad. Estaba en una de esas peleas y ahí lo pillaron. Me llamó diciendo que fuera a la comisaría que había habido un malentendido y que no tenía como volver a casa, cuando llegue estaba discutiendo con Adrián y me entere de todo. 

- Rodrigo siempre seguirá en ese mundo por lo que veo, Adrián siempre ha intentado sacarlo de ahí. Incluso yo pensé que Adrián era un poco exagerado con lo que decía cuando yo vivía con ellos pero me he dado cuenta que ni con esas ha conseguido sacarlo de ahí. 

- ¿Tú estás bien? ¿Te ha pasado algo allí?

- No, estoy bien. Ni siquiera me he metido en las carreras, me quede con un amigo de Rodrigo fuera hasta que salió de todo eso y me llevo a casa. 

Cuando iba a responderme mi móvil suena, él se gira y camina hasta sentarse.

Hunter, aparece en mi teléfono mientras este no para de vibrar. 

- Ya te puedes ir, gracias por tú trabajo. Cuando vuelvas a las 2 pasa por mi oficina para darte indicaciones. 

Salgo de la oficina y descuelgo para escuchar su voz. 

- Dime Hunter. 

- Estoy en la puerta de tu trabajo, ¿a que hora tienes un descanso?

- Estoy bajando, tengo la hora de la comida. 

- Perfecto, te invito a comer. Nos vemos ahora.

Cuelga sin ni siquiera esperar mi respuesta... gracias Hunter. 

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora