CAPÍTULO 6.

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Lola todavía sigue en mi casa, dijo que quería ver a Aaron y ni Víctor ni yo fuimos capaces a decirle que se tenía que ir porque no podía estar en mi casa a las 8:30. 

Lola está en la cocina haciendo una llamada de trabajo mientras yo estoy en mi tocador asimilando lo que va a pasar esta noche, voy a ir a mi primera gala benéfica mi primer día de trabajo. Intento calmarme para que no me empiecen a sudar las manos, he revisado mil y una vez el contenido del bolso para no olvidarme nada, me he retocado 100 veces el pintalabios porque no paro de morderme el labio para no morderme las uñas y por último he mirado la hora en mi móvil. Cuando vi que eran las 8:30 mi pulso se acelero notablemente pero no eran nervios como tal si no que sentía vergüenza, hasta ahora no me había dado cuenta que me iba a sentar con gente importante en una mesa y me iba a mirar mucha gente por aparecer con Aaron. 

- Ahora baja, yo me encargo de avisarla.- es la voz de Lola, ¿estará hablando sola?

- Le espero al final de la calle.- esa voz es la de Aaron. 

En que momento sonó el timbre de la puerta, en que momento Lola ha abierto la puerta... Mis manos empiezan a sudar así que antes de bajar me meto en el baño para lavarme las manos sin mojar mi vestido, por lo menos voy con un vestido que me sienta realmente bien y acorde con la situación (o eso espero).

- Sara, te espera al final de la calle.- no respondí porque ahora es cuando empieza a opinar de mi jefe.- Es muy guapo tía, osea es todo un partidazo... además los trajes le quedan de muerte, le marcan demasiado el culo. 

- Lola dime que no te has quedado mirando su culo mientras salía por la puerta.

- No.- menos mal.- Pero si mientras caminaba para salir del jardín delantero.

Internamente me estoy acordando de la madre de Lola y como ha aguantado tanto sin encerrarla en un manicomio pero por fuera le estoy brindando una de mis mejores sonrisas. 

Como no quería hacer esperar a Aaron y Lola tenía ganas de volver a verle no me costo convencerla de que se fuera a su casa ya, que ya no había nada más que ver. Se subió a su coche y yo le abrí el portón con el mando a distancia, arranco su coche y salió a toda prisa. Ahora tenía prisa la muy guarra, sé que la veré delante del coche hablando con Aaron al final de la calle. Entre en casa, guarde el mando del portón y salí cerrando la puerta con llave. Caminaba con decisión por miedo a resbalar con algo, iba medio corriendo porque cuando volví a mirar el móvil eran ya las 8:45 de la noche. 

Cuando ya había visto el coche... espera eso que ven mis ojos no es un coche es una limusina. Cuando ya había visto la limusina de Aaron junto al coche de Lola al final de mi calle Javier salió de su casa metiéndome un susto enorme, incluso pegue un grito que hizo que Aaron y Lola me miraran.

- L...Lo siento Sara...- dijo mirando hacía el suelo. 

- No tranquilo, iba sin mirar y de repente te vi delante de mi.- digo avergonzada. 

Creo que me puesto roja, pero nunca lo sabremos porque gracias al cielo Lola es muy buena con el maquillaje. 

- Estás muy guapa Sara.- dijo una vez que levanto su mirada del suelo y la fijo en mi cuerpo para después subirla y mirarme a la cara.

Javier es un vecino que me lo he encontrado muy pocas veces por la urbanización. Pero las pocas veces que me lo he encontrado ha actuado igual; mira al suelo, luego mira mi cuerpo y por último me mira a los ojos. 

- Muchas gracias Javi, pero me tengo que ir que me están esperando.

Una mueca de disgusto se puso en su cara, siempre que me lo encontraba me pasaba quizá media hora o más hablando con él pero hoy no podía quedarme. Muchos vecinos lo consideran un poco antisocial pero conmigo ha sido muy majo desde que me mude aquí, de hecho fue la primera persona con la que atreví a intercambiar más de un saludo y hablar con ella más de 2 minutos seguidos.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora