CAPÍTULO 54.

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- Deberías descansar un poco.- siento las manos de Hunter posarse sobre mis hombros.- Te he dejado la cena preparada en el horno para que no se te enfríe.

No sé cuánto tiempo llevo sumida en el ordenador, quizá un par de horas. No he estado todo el tiempo trabajando si no que mi cabeza ha ido más allá, no ha sido capaz de concentrarse en nada más que no sea la pelea con mi madre y el posible motivo por el cuál Rodrigo no contesta a ninguna de mis llamadas o mensajes.

- No hacía falta.- le digo sonriéndole sin muchas ganas.

- Son casi las 2 de la madrugada.

Centre mi vista en el reloj de la parte inferior derecha del ordenador y efectivamente, son las dos menos cuarto de la mañana.

- Seguro que quieres dormir, lo siento.- dije levantándome del sofá, la cama provisional de Hunter, para que se pudiera echar.

- Tranquila, no tengo sueño así que es una tontería echarme a dormir.- dijo mientras me quitaba el portátil de las manos y lo coloca en la mesita que se encuentra delante del sofá.- Ahora deberías comer algo y después irte a dormir.

Le hice caso, o más bien no me quedo otra opción.

Entramos en la cocina y saco del horno un plato con un trozo de lasaña, tenía que admitir que olía demasiado bien y que mis tripas empezaron a sonar.

- Hacía tiempo que no escuchaba a ese monstruo quejarse.- dijo mientras calentaba el trozo de lasaña en el microondas.

- Pensé que era más temprano, no suelo cenar a las 2 de la madrugada.- le dije mientras abría la nevera en busca de agua fría con la que acompañar la lasaña.- Además huele demasiado bien como no quieres que mi monstruo no despierte.

- Bueno bueno, tus horarios son muy extraños...

- ¡ESO ERA ANTES!

Enseguida me tape las manos, no me he dado cuenta que Tessa ya debe de estar durmiendo y no debería gritar como lo he hecho.

- Cuando se duerme no hay quien la despierte, ya puede caer una bomba nuclear que no se va a despertar.

- Aún así no son horas de ponerme a gritar como lo he hecho.

- Somos jóvenes, siempre es hora para gritar.- me dijo mientras colocaba el plato delante de mi y depositaba un beso en lo alto de mi cabeza.

No respondí, necesitaba con urgencia probar aquella lasaña que también olía. Necesitaba comprobar que olía tan bien como sabía.

- Mi abuela ha dicho que está rica no me digas que sabe mal.

Hunter es un buen cocinero, lo demostró en varias ocasiones pero no le gustaba que la gente lo supiera y yo no sabía por qué.

- Está buenísima, lo juro.- le sonreí antes de introducir otro cacho en mi boca.

Lo vi sonreír por un momento pero luego volvió a su expresión neutra, sabía que algo pasaba.

- ¿Te encuentras bien?- me pregunto de golpe, dejándome desconcertada.

- Lo mismo te puedo preguntar a ti y estoy segura que responderíamos lo mismo.- hice una pausa mientras bebía un trago de agua.- Nada.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora