CAPÍTULO 48.

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Rodrigo

- Buenas tardes Sandra.- le dije con una sonrisa mientras hago oídos sordos de sus plegarias para que no entre en la oficina de Aaron sin pedir permiso.

Me sigue con paso acelerado para llamar ella primero a la puerta, siempre hace lo mismo, para que mi amigo no le eche una bronca.

- Señor Pérez, tiene visita.- dice mientras asoma la cabeza, como si tuviera miedo a que su jefe le lanzará algo.

La hice a un lado y entré; viendo un vaso desechable de café encima de la mesa, muchos papeles estrados por el escritorio y a mi amigo con la corbata suelta, la camisa remangada y unos pelos de loco mientras miraba el ordenador.

- Si vienes a pedirme lo que creo que vienes a pedirme, no, Sara no puede salir antes hoy ni en una semana.

A veces me sorprende su capacidad de deducción, muy pocas veces falla pero esta vez no ha acertado.

- Sandra te puedes retirar.- le dijo Aaron levantando la vista del ordenador y empezando a recoger la mesa.- Dime que son hamburguesas.

- Lo son.- digo sacándolas de la bolsa y colocando la comida en el hueco que va dejando libre en la mesa.

- Perdón por desorden pero el trabajo se me acumula.- me dijo mientras se intentaba peinar los pelos de loco que tiene.

- Te entiendo, ahora estoy con nuevos contratos y preparando todo para la nueva sede y eso que todavía no está terminado ni los planos.

- Mucho trabajo no tienes ya que hoy no dormiste en casa.- dijo con un tono pícaro.

- Fui a un bar y después me pase a ver a Sara, ya te lo dije.

- Si pero no volviste después de pasar por su casa.

- Me encontré con una vieja amiga, a la que no le caigo muy bien, en casa de Sara y hubo una pequeña pelea entre nosotros.

- ¿Tú le caes bien a alguien de tu pasado o a alguien en general?

- Te caigo bien a ti, que más necesito en está vida.

- Anda no me hagas la pelota que Sara no va a salir antes.

- Ya lo sé, no vengo a robártela.- le di un mordisco a la hamburguesa intentando no mancharme.

- Bueno por si no te había quedado suficientemente claro.

- Tranquilo, solo vengo a comer con mi amigo ya que si no no sale de su oficina ni para ir al baño.- mis ojos se fueron hacía el café.- Pero el café no lo perdonas.

- Me lo subió la pobre Sara, creo que la estoy cargando a trabajo y lo está sacando todo a la primera así que no me la distraigas.

- No vengo a distraerla, por eso vengo a la hora de comer para no coincidir con ella. Además tengo que pedirte consejo.

- ¿Qué has armado?- me miro fijamente y su cara cambio a ser seria.- Dime que no tiene que ver con Sara o con tú hermano.

- Con ambos... Blanca necesita una habitación porque se va a ir de casa de su padre les ha pasado algo de lo que no me he enterado muy bien pero no tiene donde ir.

- Es modelo y estoy seguro de que gana una pasta, no necesita tu caridad.

- Su padre le ha bloqueado las cuentas, no sé como pero lo ha hecho y no es capaz de conseguir su dinero... no la puedo dejar en la calle después de todo.

- Vale, ¿y el problema en que la acojas es?

- Estoy muy bien con Sara y no quiero fastidiarla, al fin y al cabo mi fama del pasado me precede y es normal que en su cabeza se monte una película que no es. Parecemos una pareja pero sin serlo, no vivimos juntos pero he dormido un par de veces en su casa, los sentimientos que siento cuando estoy a su lado no hacen más que crecer. Me la encontré abajo y durante toda la pequeña conversación sus labios me llamaban a juntar los míos y cuando al final de la conversación se lo di me supo a gloria, es pura felicidad y no quiero fastidiar todo eso por acoger a Blanca en mi casa.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora