Rodrigo
Las 2 de la madruga. Carreteras vacías. Un silencio...
- Giré a la derecha. En 200 metros llegará a su destino.
Un silencio entre indicaciones e indicaciones.
No he respetado ningún semáforo ni ningún límite de velocidad, mi coche ya no está para correr como lo he hecho está noche pero no podía permitirme dejarla sola ni un segundo más.
Visualice a un bulto sentado en el arcén de la carretera, muy peligroso, en medio de la nada. Enseguida ese bulto se levanto y las luces del coche me hicieron reconocerla, Sara abrazándose a sí misma en medio de la carretera.
- Lo siento.- dice nada más subirse al coche y ponerse el cinturón.
Me tome tiempo para observarla mientras ella miraba al suelo avergonzada. Tenía los labios morados, su pecho subía y bajaba demasiado rápido y le temblaban las manos de una forma exagerada.
Puse mi mano derecha sobre las suyas, me encontraba mirándola o mejor dicho buscando que su mirada conectará con la mía pero fui incapaz de que eso sucediera.
- Lo siento.- volvió a decir, esta vez con la voz entrecortada.
- Ven aquí.
Hice el amago de quitarme el cinturón para acercarme a ella pero no lo llevaba puesto, una infracción más para completar la lista de esta noche. Saqué la llave del contacto, no quería tener un accidente innecesario, me acerqué todo lo posible a ella y ella hizo lo mismo.
Su cuerpo se moldeaba con el mío, encajan a la perfección y creo que nunca sentiré una sensación mejor.
Enseguida la escuché sollozar contra mi, contra mi cuerpo. La apreté más contra mi y le acaricie el pelo para después depositar un beso en la parte alta de su cabeza.
- Llora.- le dije intentando que se desahogara.- A veces es la mejor opción para sentirnos mejor, llorar es de humanos.
No respondió siguió llorando durante un par de minutos mientras la acariciaba con suma delicadeza, no sé que habría pasado para que se encontrará a estas horas en medio de una carretera secundaria sola y llorando.
- ¿Me puedes llevar a casa? He venido corriendo...
- No me tienes que explicar nada si no quieres.- le dije con una sonrisa intentando demostrarle confianza.- Venga, ponte el cinturón.
Hizo lo que le mandé y yo también, introduje la llave en el contacto y arranqué el coche de forma suave. Ya no había motivo para ir corriendo con el coche, Sara ya estaba sentada a mi lado.
Sara
Vi en su cara como se relajaba a medida que conducía, estaba pendiente de la carretera pero también de mis movimientos. No había dicho nada más que "lo siento" y "¿me puedes llevar a casa?" y desde que se puso en marcha yo solo he mirado por la ventanilla.
Un escalofrío se apodero de mí, en la calle todavía hacía algo de frío y más de madrugada.
- Pon la calefacción a tu gusto, no pases frío.- me dijo mientras él lo subía un par de grados.
- Solo nos quedan un par de minutos para llegar y además tu no tienes porque pasar calor.- dije algo nerviosa, me sentía tan patética.
- No seas boba.- me dice, acto seguido me mira durante un segundo para luego centrar su mirada en la carretera aunque esta se encuentre desierta.
Intenté esbozar una sonrisa cuando al ver que yo no subía la calefacción él volvió a aumentar la temperatura del coche aunque ya se veía la entrada de la urbanización.
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Siempre serás tu
Teen FictionHan pasado años desde que Sara abandona a Rodrigo en el aeropuerto. Durante esos años Sara ha terminado su carrera de arquitectura en Inglaterra, se mudó a España y ahora vive en una gran casa con vistas al mar que está en una urbanización lujosa y...