CAPÍTULO 37.

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Rodrigo

Han pasado 20 minutos desde que hablé con Hunter por teléfono y todavía no ha dado señales de vida.

Seguí sus indicaciones y me dirigí a la cocina sin mirarla, no quería mirarla fijamente sin darme cuenta y empeorar su situación. La miro de vez en cuando por si acaso se mueve, aunque no se ha movido ni un solo milímetro de donde estaba.

Sentí un ruido que proviene de la parte delantera de la casa, sin pensármelo 2 veces abrí la puerta esperando que fuera Hunter y Sara volviera al mundo de los vivos.

- ¿Dónde está?- pregunto entrando por la puerta como un tornado.

Lo seguí de cerca a la cocina, parece saber lo que hace.

- En el salón.

- ¿Ha gritado?

- No, lleva un rato callada.

Sara

Hace un rato que deje de escuchar las palabras reemplazar e inferior, había conseguido callar mis miedos yo sola.

Sin ayuda de nadie, sin ninguna voz o sin ninguna pastilla para la ansiedad he sido capaz de callar las voces en mi cabeza.

No puedo negar que me sentía decepcionada y orgullosa de mí a partes iguales aunque quizá me sentía más orgullosa que decepcionada, calmar las voces era algo que nunca supe hacer sola una vez que reproduzco la conversación de mi cabeza en voz alta.

A lo lejos escuché trastear a 1 persona en mi cocina, aunque sentía 2 voces tan conocidas que ni siquiera me moví. Disfrute de una pequeña victoria, una pequeña victoria personal contra mi misma que hasta hoy nunca había conseguido.

- No, lleva un rato callada.- escuché decir a Rodrigo.

- Lo ha conseguido.- ahora la voz de Hunter, en el pasado era todo lo que necesitaba para escuchar para que las voces se callaran progresivamente y me dejaran seguir con mi día a día.

- Lo he conseguido.- dije, más en tono de pregunta que de afirmación pero sin duda lo había conseguido.

Hunter, un Hunter en chándal y sin peinar con el pelo aun húmedo, se arrodillo delante de mi con una botella de tequila y un bol con helado de nube.

- No lo necesito.- hice una pausa y una sonrisa se instalo en su cara igual que en la mía.- Lo he hecho yo sola.

Hunter me abrazo dejando lo que tenía en la mano en el suelo del salón, le correspondí haciendo más fuerte al abrazo. Había soñado con el momento de poder controlarme yo sola en los peores momentos que ni siquiera había decepción en haber vuelto para atrás.

- Escúchame.- me dijo Hunter.- Cuando la adrenalina se pase por haber conseguido esto tú sola no quiero que llegue la desilusión o la decepción, ya sabes que si te lo encontrabas esto podía volver a pasar.

- Una herida superada sin cerrar con la otra parte no es una herida cerrada, es solo un parche.- repetí las palabras de la profesional que me había tratado.

- Os falta esa conversación para cerrar esa herida.- me susurró Hunter al oído.- Y que mejor que hoy, en tu zona de confort y con la mayor delicadeza posible.

- Tienes razón, ¿pero dónde está?

- En la cocina, recogiendo. Yo me voy a ir al gimnasio toda la mañana, si quieres pasarte y dar unos golpes después de vuestra charla llámame y te paso ubicación.

Lo abracé antes de responder nada a su proposición, sabía que si hoy iba a entrenar toda la mañana algún día de estos iba a pelear en esos sitios clandestinos.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora