CAPÍTULO 56.

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Rodrigo

Un golpe seco me saco de mis ensoñaciones. 

Llevaba un rato dándole vueltas a una idea que se me ocurrió ayer durante la charla con Teressa, la abuela de Hunter, mientras seguía abrazado a la espalda de Sara. 

Otro golpe retumbo por la casa. 

Me levante con cuidado de no despertar a Sara que seguía durmiendo ajena al ruido, y me alegraba por ello. 

Baje las escaleras frotándome los ojos por la luz, tanto la de la cocina y la del salón estaban encendidas. 

- Como cojones funcionara está maldita cafetera.

Esa voz me costo un poco reconocerla pero enseguida me di cuenta de quién era, Hunter había llegado a casa. Su voz sonaba ronca como si hubiera pasado la noche gritando a llorando, creo que la primera opción es la más viable. 

- Cuando alguien entra en una casa a las tantas de la madrugada por lo menos se cierra la puerta y no se hace ruido.- dije entrando en la cocina para que notará mi presencia. 

- ¿Estás durmiendo aquí?

Disfruté por unos segundos de su cara, más que una cara de confusión era de rabia así que me apunte un tanto mental para mi venganza personal por haberse metido en mi relación con Sara de esa manera. 

- Sí.- respondí aunque era obvio. 

Le deje solo durante unos segundos mientras cerraba la puerta de la entrada, ya se empezaba a ver el sol salir, y apagaba la luz del salón. 

- ¿No tienes nada que decirme?

Fue lo primero que hizo cuando me enfoco en frente de él, no sabía de que hablaba pero estaba tan cansado que no me moleste en poner cara de confusión. 

Me acerqué a la cafetera e introduje la cápsula para hacerme un café bajo la atenta mirada de Hunter. 

Tenía un aspecto nefasto. El pelo revuelto como si hubiera estado en un huracán, la camiseta arrugada como si llevará 5 meses en el cubo de la ropa sucia, tenía un moratón en el antebrazo y no hablemos del olor a alcohol que emanaba su cuerpo, no quería pensar en su aliento. 

- ¿Me... me puedes hacer un café?- pregunto nervioso y arrastrando las vocales. 

Su voz sonaba todavía más ronca que la primera vez que le escuché, su mirada era vulnerable y no pude negarme a darle mi café y hacerme yo otro. 

- Gracias.- dijo él antes de sentarse en el sofá y taparse con una manta que había en el reposabrazos derecho. 

Cuando ya tenía mi café listo en la taza en vez de subir a la habitación me quede detrás de Hunter, pude verle que no solo tenía un moratón en el antebrazo si no también un chupetón en el cuello. 

Por unos segundos me recordó a mi, a mi época peor época. 

Las noches locas, las noches dónde no había tenido un buen día y me bebía todo el bar para después tirarme a alguna chica en su casa o en el baño del bar de turno donde la hubiera conocido. Luego estaban las noches selectivas, ibas a una buena discoteca y en vez de beber te metías lo que el camello de turno tuviera en ese momento y luego buscabas a la chica más guapa y con buen cuerpo para tirártela. Luego estaban las noches que salías por salir, por encontrar a alguien con quién destensar y luego no volver a saber nada más de ella. 

Hunter había tenido una noche loca, se lo notaba. 

- ¿Puedes dejar de mirarme desde atrás? Parece que me estás analizando y me pone de muy mala hostia.- lo dijo un poco más alto de lo normal, irritado. 

- Shhhh.- le dije cuando me senté a su lado, puso una mueca de desagrado que ignoré.- Están durmiendo, no las despiertes. 

- He despertado al único ser humano que no quiero ver.- dijo entre dientes como si no pudiera escucharlo, decidí ignorar también el comentario. 

- Te pareces mucho a mí.- le dije, sin intención de irritarlo pero creo que no se tomo muy bien mi comentario. 

- ¿Qué me parezco a ti?- soltó una carcajada suave, como si hubiera entrado en razón en no despertar ni a Sara ni a su abuela.- Yo no utilizo a las tías; querías fama y te tiraste a Blanca, querías más fama y juegas con ella a estáis o no estáis mientras tu amigo, también rico, te salva el culo con la prensa. No sé que quieres de Sara pero aléjate de ella, no la utilices porque yo no podré soportarlo. Yo no podré ver como llora por un tío sin querer besarla, besarla hasta que sepa todo lo que vale y todo lo que la quiero.- le miré extrañado pero él no me hizo caso, siguió hablando.- Te estoy contando esto porque tengo tanto alcohol y marihuana en mi cuerpo que me da igual que tengas algo con ella. Te lo advierto porque si le haces algo ella se quedará sola, no tendrá ningún apoyo, le joderíamos la vida. Tú por romperle el corazón y yo por amarla como lo hago. Supongo que por eso estás tú aquí, porque te habrá llamado después de todo. 

- Hunter...

- Te lo voy a contar yo, ella habrá omitido detalles para que no me pegues pero me da igual, quizá me lo merezca. Le dije que la quería, tenía miedo.- hizo una pausa como analizando la situación.- ¿Miedo yo? Suele ser al revés, el miedo lo causo en otras personas. Pero a mi quién me provoca miedo es esa chica tan cabezota y guapa que está durmiendo en la planta de arriba. Ni siquiera me atreví a decirle que la amaba, solo que la quería... tenía miedo que se empezara a reír de mi y quizá hubiera sido mejor, podría haber dicho que era una broma pero ahora ya no hay vuelta atrás.- hizo otra pausa, puso mueca pensativa antes de llevarse la taza a la boca.- Nunca me imaginé casándome, me críe con unos padres que no me quisieron como se tendría que querer a un hijo así que yo no quería ni casarme ni tener hijos... quería ser un adolescente toda mi vida hasta que conocí a Sara. Sus pensamientos eran dignos de admirar y me hizo replantearme todo mi futuro en una sola tarde tomando un café, se le veían tan entera por fuera y en realidad estaba tan rota por dentro. Tuve miedo a que me rechazará así que nunca le mostré mis sentimientos ni cuando ella pareció interesarse en mi para algo más que amigos, no quería perderla si acabábamos a mal así que el último día en Inglaterra le lleve de excursión y la bese. La bese y nunca olvidaré ese beso, supongo que ya sabes la sensación solo que contigo esos labios encajaran de verdad y conmigo no. Conmigo no encajaban, lo note al instante pero necesitaba sentirlos. Conmigo no encajaban por tú culpa, por eso no te puedo ver delante. 

Concluyo porque se acabo el café de un trago un suspiro, como si pesara 50 kilos menos.

- Hunter aunque creas que no yo me sentí igual y tirarte a la primera que pillas en un bar después de haber arrasado la sección de licores no es la solución. 

- ¿Cómo sabes...?

- Y pegarte con alguien borracho tampoco.- él parecía sorprendido.- Te he visto el moratón, se que no te lo ha hecho nadie porque ahí es muy difícil dar así que al separaros te habrás dado un golpe. 

- Eso no explica lo de la chica. 

- Te he visto el chupetón. 

Se llevo rápido la mano al chupetón del cuello como intentar taparlo pero ya lo había visto, me daba igual que se lo tapará a mi no me iba a sentar mal. 

- No es lo que parece.- dijo trabándose. 

- No tenemos 15 años, incluso los de 15 saben que la frase no es lo que parece significa todo lo contrario, si es lo que parece.- hice una pausa.- Nunca nos podremos llevar bien, es un hecho pero podemos disimilar bien delante de Sara para que no se sienta culpables. Ambos sabemos que lo hará si nos llevamos mal.- él asintió, dándome la razón a lo que por unos segundos me sorprendí.- Pero no repitas lo que has hecho hoy, porque si no lo sabes Sara salió corriendo detrás tuya. 

- Me fui en coche.- dijo interrumpiendo con cautela. 

- Ella salió corriendo, sin ninguna chaqueta y gracias que llevaba el móvil y me pudo llamar. Estaba en una carretera secundaria sentada en el arcén en la oscuridad congelada solo por salir detrás de ti, no vuelvas a hacerle esto por favor.- hice una pausa pensando mis palabras.- Igual que te duele a ti verla sufrir por mi, a mi me duele verle sufrir por ti. 

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora