Me revolví en la cama, inquieta y frustrada, odio cuando me olvido de bajar la persiana del todo y los rayos de luz se cuelan por mi ventana.
Me tape la cabeza con las sábanas y me gire hacía otro lado, evitando toda la luz posible.
La sensación de despertar sin una alarma indicando que te tienes que levantar ya de ya si no quieres llegar tarde es uno de los placeres de la vida, la sensación de pasar un rato en la cama con los ojos cerrados es lo mejor que le puede pasar a alguien.
Adoro estos ratos de paz de los sábados y los domingos, donde me quedo un rato en la cama disfrutando de ella y con un poco de tiempo para mi. Adoro poder hacer el vago en la cama, dar vueltas y acurrucarme como un bebe, disfrutando del silencio.
Pero hoy los dioses no están dispuestos a que disfrute de mi ratito de paz y suena una llamada entrante de skype. No puede ser nadie más que mi madre.
Rápidamente salgo de la cama como alma que me lleva el diablo, mi madre no es muy paciente y menos a la hora de coger las llamadas. Anoche había dejado el móvil y el portátil abajo, el mayor error de mi vida. Mi madre me iba a matar.
Cuando salgo de la habitación el sonido que emite mi móvil al recibir las llamadas entrantes cesa y me pongo nerviosa.
NOTA MENTAL: Bajar el volumen del móvil antes de llamar a mi madre, no quiero quedarme sorda por las voces que va a pegar.
Bajo las escaleras con cuidado de no caer por ellas, aunque un olor a tortitas inunda mis fosas nasales haciendo que me pare de golpe antes de bajar los 2 últimos escalones.
- Sigue durmiendo señora Evans, se ha dejado el móvil abajo.- es la voz de Rodrigo, no me entere de que había vuelto.
Me dijo que se iba a correr por la playa, como todos los fines de semana, y yo solo asentí y le dije que aquí le esperaba.
El recuerdo de su carcajada ante mi comentario y un beso en la frente me hizo sonreír, me siento más en casa que nunca gracias a él.
- No hay remedio, ¿pero ella no sale a correr por las mañanas? Me dice que los findes se va a correr por la playa a primera hora, no sé a que llama ella a primera hora.
Me asomo por la puerta de la cocina, sin hacer ruido, y me apoyo en el marco de la puerta cruzando los brazos por debajo de mis pechos. Solo llevaba una camiseta larga de Hunter, me la regalo hace un par de años porque le quedaba muy apretada en la espalda, y un tanga básico de color negro.
Rodrigo, sin camiseta, está cocinando unas tortitas con una pinta de estar perfectas y mirando de vez en cuando a mi madre que se encuentra en mi móvil, este estaba apoyado en el servilletero que hay encima de la encimera.
- Yo me la he cruzado un par de días en la playa...
- Seguro que no estaba corriendo, seguro que estaba tomando el sol o haciendo el amago con Lola.- interrumpió mi madre.- ¿Sabes quién es Lola? Es una chica demasiado loca para mi gusto pero muy buena niña, tienes que conocerla para saber el nivel de locura que puede entrar en un cuerpo tan pequeño. Y ya no hablemos de su obsesión con los zapatos, tiene un armario entero para ese calzado matador.
Rodrigo se rasca la nuca mientras se centra en las tortitas, verlo superado por la charla de mi madre me hace gracia. Así aprenderá a no cogerle las llamadas a mi madre, mejor dicho vídeo llamadas, y menos sin camiseta y en mi casa. Todo eso me tocaría explicarlo a mi más tarde, y aguantar su gran sermón sobre que hay que tener cuidado con lo que una hace con los chicos... La charla que suelen darte tus padres a los 16 años sobre chicos/chicas aunque tu hayas empezado a liarte con otras personas a los 15, pues esa charla tan famosa me la echa mi madre muy a menudo con 25 años que tengo.
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Siempre serás tu
Teen FictionHan pasado años desde que Sara abandona a Rodrigo en el aeropuerto. Durante esos años Sara ha terminado su carrera de arquitectura en Inglaterra, se mudó a España y ahora vive en una gran casa con vistas al mar que está en una urbanización lujosa y...