CAPÍTULO 49.

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- Podemos cambiar la distribución de la última planta.- le digo ante su cara de pocos amigos mientras le enseño el boceto.

No sé que le pasa pero su cara demuestra desagrado hacía mi trabajo y a veces ni me escucha, parece que está en su mundo.

- También podemos adoptar un mono e irnos en busca del tesoro perdido.

Asiente.

Pego un manotazo en la mesa, llevo media hora hablando para la pared mientras podría esta trasladando cajas o adelantando trabajo.

- ¿Qué haces?- me pregunta con la misma cara de pocos amigos con la que lleva desde que entro por la puerta.

Me levanto de la silla y me acerco a la nevera a por una cerveza, o bebo o lo mato ahora mismo.

- Nada, no hago nada. Te invito a irte, no tienes ninguna gana de estar aquí.

- ¿Qué dices?

- Lo que oyes.

- Pero...- se intenta acercar pero me separo aún más que él.

- Llevo media hora hablando sola y tengo mucho trabajo por hacer como para perder el tiempo con alguien que ha venido a pasar el rato.- pensé que me iba a contestar pero me dejo seguir hablando.- Si quieres pasar un rato entretenido seguro que hay muchos bares donde ligarías sin problema.

- ¿Ya has acabado?- asiento.- ¿Nos podemos sentar? Tengo algo que decir y me gustaría que fuera en una situación calmada.- me siento donde estaba antes y él hace lo mismo.- Bueno no sé por donde empezar... Blanca se va a quedar unos días en mi casa. Tiene problemas muy serios...

- Hunter se va a quedar en la mía cuando vuelva- le interrumpo, es la ocasión perfecta para que lo sepa.

Escucho una gran carcajada por su parte.

- Me vas a decir que Hunter no tiene dinero para pagarse un apartamento mientras se construye su nueva mansión, porque eso no son dimensiones de una casa, que se va a quedar en tu casa.- hizo una pausa como atando cabos.- Por eso estás trasladando cosas de habitación para hacerle hueco a sus cosas.

- Tiene problemas y yo le voy a ayudar, a caso no es lo mismo que haces tu por tu amiga.

- ¡NO ES LO MISMO JODER!

Se levantó de la silla y empezó a caminar de un lado a otro de la cocina, a meter su mano derecha en su pelo perfectamente peinado y a resoplar como si me quisiera sacar volando.

Un silencio se genera entre ambos, un silencio incómodo y desagradable.

Yo tengo que entender que es su amiga y aunque en el hipotético caso que ella no tenga buenas intenciones quedándose en su casa, debo aceptar su decisión de acogerla pero él debería hacer lo mismo. No solo yo puedo dar el brazo a torcer y hacer lo que a él le da la gana, es mi casa y puedo vivir con quien yo quiera.

- ¿Por qué no es lo mismo? Porque yo no tuve ninguna relación con Hunter más allá de 4 besos ocasionados por nuestros jueguecitos de haber quién está mejor después de todos estos años.

Se queda en silencio pero no para de caminar por la estancia, como si intentase relajarse y no fuera capaz.

- ¿No querías hablar?

Sigue sin responder. Parece que está en su mundo, como si no me oyera o no me quisiera escuchar.

Me tomo unos segundo para pensar y no reaccionar a la defensiva y fastidiar todo lo que llevamos avanzado en nuestra relación, sea del tipo que sea.

Siempre serás tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora