- Lola te quieres centrar y meter bien los números en la calculadora por lo menos- escuché decir a Rodrigo con voz pausada.
Se podría decir que hemos adoptado a Lola.
A los dos días de la conversación en casa de Hunter vino con una maleta y preguntó que si se podía quedar. Se instaló en la habitación de invitados y es como si tuviéramos una niña a cargo.
Rodrigo se encarga de ella por la mañana mientras que yo me encargó por la tarde. Nos peleamos con ella para que coma a las horas aunque sea una pieza de fruta o un yogur. Rodrigo es el que se encarga de sacarla de la cama por las mañanas y ayudarla a llevar su teletrabajo al día mientras él hace el suyo. Por la tarde le hago el relevo a Rodrigo para que pueda ir a la oficina mientras me encargo de que Lola no se encierre en su habitación a la vez que hago el trabajo restante desde casa.
Tengo que agradecer la paciencia de Rodrigo con ella. La está cuidando con mucha paciencia e incluso con mucho amor, como si fuera su hija.
- Ya he llegado.- grité mientras entraba en la cocina con las bolsas de la compra.
- Espera que te ayudo.- me dijo Rodrigo acercándose a mi a toda prisa.- Intenta acabar de hacer el informe que hay que entregarlo mañana.
Le tendí un par de bolsas para dejarlas en la encimera e ir colocando cada producto en su lugar correspondiente.
- ¿Y si en vez de quitar gastos de aquí los quitamos del otro departamento también?- dijo Lola como si hubiera tenido una buena idea.
- Prueba a hacer los cálculos pero creo que valdría.- dijo Rodrigo mientras me ayudaba a guardar la compra.- ¿Qué tal la mañana?
Me dio un casto beso en los labios antes de seguir con la compra.
- Hasta arriba. No sé como la gente sale cuerda de esa oficina.
- No será para tanto.
- Díselo a mi montaña de informes, de números de nuevos clientes y a los planos que se encuentran en la parte trasera de mi coche.
- Te puedo ayudar si necesitas que llamé a algún sitio o si necesitas que te ayude a limpiar o con lo que sea.- dijo Lola levantando la vista de lo que estaba haciendo.- ¿Puedo?
- Adelante. El portátil de Sara es tuyo.- dijo Rodrigo cuando vio que ella misma iba a terminar de escribir el informe.
- Podría acercarme a casa y coger el mío.
- Tranquila, así está bien.- le dije mientras le daba un beso en la frente.- ¿Has desayunado algo?
- Si.
- Después del ayuno que ha hecho lo raro es que no arrasara con la cocina. Se ha conformado con un café, dos tostadas con crema de cacao y un bol de fruta de esos que preparas tú para el trabajo y te has olvidado en la encimera.
- Lo siento... me levanté y lo vi ahí tan solitario. Además tu ya no estabas en casa y Rodrigo estaba en la playa.
- Sara no iba a volver a por ese bol y yo no me lo iba a comer, así que no te disculpes más y acaba ese dichoso informe.
- Quizá esto te sirva para ser más benevolente con tus empleados a la hora de pedir informes de rendimientos, cuentas y cambios de presupuestos con poco margen de tiempo.
- O para contratar a un par de personas más.- dijo Rodrigo mirándome con cara de niño bueno.
- Este huevo sal quiere.
- Pues si. Tengo que hacer un par de entrevistas mañana a la hora de la comida y como no estoy en la oficina me preguntaba si podría hacerlas en casa.
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Siempre serás tu
Teen FictionHan pasado años desde que Sara abandona a Rodrigo en el aeropuerto. Durante esos años Sara ha terminado su carrera de arquitectura en Inglaterra, se mudó a España y ahora vive en una gran casa con vistas al mar que está en una urbanización lujosa y...