Hunter
- ¿Enserio quieres llevar a cabo la pelea? ¿Crees que Evans vale tan poco como para que la trates como al resto de tus chicas? Nunca te he visto ese comportamiento con nadie más que con ella, sabes lo que sientes por ella desde que la conociste y nunca se lo has dicho...
- Ya lo hemos hablado muchas veces Mario.- le dije interrumpiéndolo mientras saco las vendas de la taquilla.- Sara no vale poco, vale muchísimo, por eso nunca le he dicho lo que siento. No merece está vida de mierda que llevo y le oculto a todo el mundo, no puedo dejar de pensar que ella será mucho más feliz sin mi.
- Pero en su momento la besaste...
- La bese el último día antes de mudarse, ella no sabía que yo estaría en España y no pensé cruzarme con ella aquí. Se quedo en eso, en un beso del que ninguno de los 2 dijo nada.
- Pero...
- No, aunque gane la pelea no la voy a convertir en mi chica ni nada del estilo.
- ¿Entonces?
- No voy a permitir que Rodrigo me toreé delante de mis superiores porque sería hombre muerto y porque a Sara tampoco le hace bien estar al lado de Rodrigo.
- ¿Por qué tanto odio hacía Rodrigo? Antes lo tenías como uno de tus mejores empleados.- Mario hace con los dedos unas comillas al decir empleados.- y ahora ni siquiera puedes verlo. Ni siquiera tú le das las ordenes o si puedes evitar ponerlo en peleas o carreras lo haces aunque sea uno de los mejores y por él que la apuesta es muy alta.
- Porque cuando me hablaron de él yo no sabía quien era, no sabía que era el cabrón que le destrozo la vida a Sara. No soportaba tenerlo tan cerca y no darle una paliza por todo lo que le había hecho, ese hombre rompió a la chica más fuerte que he conocido y ella en vez de ir dando pena siempre tenía una sonrisa para todo el mundo. Convirtió a una chica segura y fuerte en alguien insegura y con miedos.
- Así que averiguaste después quien era y no podías hacer nada.
- No podía echarlo porque los de arriban pondrían precio a mi cabeza claramente, pero sí quitarle muchas carreras y no hablar tanto con él.
- Y parecías tonto cuando te compré.
Le pego un puñetazo cariñoso en le hombro mientras ambos reímos.
Mario era mi chico de confianza en estos temas y en la vida fuera de esto, llevábamos siendo amigos desde hace tantos años que los pocos recuerdos que conservo de mi infancia son con él. Es el único de mi entorno que sabe está parte de mi y nunca me ha dicho nada al respecto, siempre lo tengo para ayudarme desde que todo esto empezó.
- Pero no me ha quedado claro, ¿por qué peleas?
- Porque me retó delante de los grandes después de la carrera, porque me ha dejado como un gran monstruo delante de Sara, por volver a meterla en este mundo y sin protección y porque le tengo unas ganas desde que me entere quien és en realidad.
Mario solo asiente mientras se sienta delante de mi, me quita las vendas de la mano y me empieza a vendar poco a poco y apretándolas.
- Puedo hacerlo yo, tú puedes ir a la pecera.
Cuando digo pecera su cara se pone pálida y ni siquiera me mira o dice algo, solo me venda.
- ¿Qué pasa con la pecera? ¿Quién está allí arriba?
- Está.
Pues muy bien, no sé quién la habrá dejado pasar pero va a ser despedido en cuanto me enteré.
- Averigua quién la ha dejado pasar, ella no debería estar aquí.- me agarro el punte de la nariz con la mano aún sin vendar.- Y ponle seguridad, que por nada del mundo baje por las escaleras.
- Ahora mismo, hablaré con seguridad.
Mario deja las vendas en un pequeño banco del vestuario poco cuidado y sale por la puerta dejándome solo antes del combate.
Sara
Nunca había pensado que me vería en esta situación, ni siquiera sabía como contarle a mi madre todo lo que había pasado en estos días y ahora me encontraba en este antro.
- No te separes de mi. Te llevaré a uno de los vestuarios, no sé si estará en ese porque desde arriba se ve todo mejor.
- ¿Si no está?
- Saldrás y nos dirigiremos al otro.
- Entendido.
- Habrá mas luchadores en el vestuario, mándalos fuera, hay una pelea antes de la que van a protagonizar los hombres de tu vida así que tenemos tiempo para que des un discurso largo y convincente para que Rodrigo se rinda y se vaya a su casa.
- No son los hombres de mi vida.
Enserio lo acabo de decir en alto y más en esta situación, cuando pienso que no la puedo liar más voy y lo hago.
- Me da igual, Rodrigo es mi amigo y está en esta pelea por tu culpa.- estoy delante de la puerta de uno de los vestuarios y mis nervios están a flor de piel.- Recuerda que tienes que convencerlo no enfadarlo.
- Vale.
Hugo abre la puerta y entro, el vestuario está lleno de hombres altos y musculosos. Me miran como intentando intimidarme pero no me voy a dejar intimidar por ellos.
- Fuera.- ninguno de ellos mueve un solo pelo.- ¡FUERA HE DICHO!
Algunos hombres si se mueven pero otros se quedan parados en la misma posición mirándome incrédulos como si no me fueran a hacer caso.
- ¿Saben quién soy? ¿Saben el poder que tengo? ¿Quieren acabar...?
No hizo falta acabar la frase porque todos los peleadores salieron medio corriendo de la sala, no sabía porque había sido pero lo habían echo.
Solo estábamos una figura sentada dándome la espalda en uno de los bancos del fondo y yo, esa figura me era muy familiar pero no era capaz de saber si era Rodrigo al cien por cien pero nadie más en estos sitios me podía sonar muy familiar.
- No sé que hago aquí, bueno... bueno si lo sé. Te perseguí desde mi trabajo hasta aquí y aunque grité muchas veces tu nombre haciendo que la gente me mirara de forma extraña al pasa nunca te paraste, hubo un momento en el que pensé en volver a mi casa y echarme en la cama hasta el día siguiente.- hice una pausa para respirar hondo antes de seguir, estoy muy nerviosa.- No sé porque te seguí, solo tenía ganas de hablar contigo y aclararlo todo. Cuando entraste aquí, al principio no me dejaron entrar hasta que supongo que me confundirían como una de las chicas de Hunter y cuando me dijeron quiénes iban a pelear y por qué no hubo falta más para saber que la chica soy yo. Cuando hablé con Hugo allí arriba me dijo lo que Hunter hacía a sus chicas y yo no quiero acabar como ellas, me jode decirlo pero tenías razón y mi pasado contigo no me dejo ver las cosas con claridad. Supongo que entenderás que él me ayudó cuando me fui y te dejé, porque aunque yo te haya dejado me costó mucho superarte y cuando creí hacerlo te vi en la gala benéfica y mi odio que tenía hacía ti se convirtió en las sensaciones que sentí cuando te conocí por primera vez y me asusté. Luego me llevaste a la carrera y me dejaste con tu amigo contándome sus penas con mi amiga cuando mi cabeza estaba en todo los sentimientos encontrados que había sentido cuando me tocaste en el aparcamiento. Él me ayudo a afrontar todas mis pesadillas y me ayudo a recomponerme cuando más rota me encontraba, me hacía sonreír aunque lo único que quería era llorar...

ESTÁS LEYENDO
Siempre serás tu
Teen FictionHan pasado años desde que Sara abandona a Rodrigo en el aeropuerto. Durante esos años Sara ha terminado su carrera de arquitectura en Inglaterra, se mudó a España y ahora vive en una gran casa con vistas al mar que está en una urbanización lujosa y...