CAPÍTULO 2

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La chica sonrisa.

Erick Reed

La señora Ross, directora del instituto, insistió en presentarme ella a mis compañeros. Yo no quería, pero mi madre y mi padre, decidieron por mí, como habían estado haciendo desde los últimos meses.

— Claro que le encantaría que le presentes. —dijo mi madre.

— Pues está bien, Erick, despídete de tus padres y te acompaño. —dijo la señora Ross antes de abandonar el despacho en el que estábamos.

— Bueno Erick. —intervino mi padre antes que mi madre —Esperamos mucho de ti y queremos que aproveches esta situación al máximo, The Sagemont School no es una escuela cualquiera, y queremos que des todo de ti. Y por favor que no nos tengan que llamar la atención porque te hayas metido en líos, porque te aseguro que esta vez no daré la cara por ti y las consecuencias serán peores

Las palabras de mi padre, muchas veces, eran más una amenaza que un consejo o voz de aliento para lo que se pudiera venir.

— Bueno Gerard, estoy segura de que nuestro hijo sabrá que tiene que hacer y lo hará todo muy bien. —dijo mi madre después del discurso de mi padre, mientras se acercaba a abrazarme.

— Señores Reed, cuando deseen me llevo al chico hacia su clase. —dijo la directora asomándose por la puerta.

— Ya pueden irse, nos hemos despedido ya. —dijo mi padre.

Salí de aquel despacho dejando a mí padres a mis espaldas. Era la primera vez que iba a pasar tanto tiempo fuera de casa y me daba algo de vértigo. Y todo esto, porque en mi anterior instituto me había metido en problemas con algunos alumnos y mis padres decidieron que debía cambiar a otro mejor.

Sin pensar que quizá el problema no era la escuela si no yo.

La escuela era lo suficientemente grande como para que me hubiera perdido si la señora Ross no me hubiera acompañado. Aún había murmullos por los pasillos de gente que entraba rezagada a clase. Miré todo con absoluta admiración, paredes blancas llenas de cuadros de generaciones anteriores, trabajos de todo tipo...

— Erick, ¿Estás listo? —dijo la directora sacándome de mis pensamientos.

Yo asentí con la cabeza y ella tocó la puerta.

Al abrir la puerta sentí como todas las miradas se centraron en mí. No solía ser una persona muy vergonzosa, pero esos momentos me parecían muy tensos.

Avanzamos hasta donde se encontraba la profesora, mientras todos en aquella clase me miraban y hablaban entre ellos.

— Hola, buenos días alumnos, me gustaría presentarles a su nuevo compañero. —dijo la directora.

La gente comenzó a murmurar y yo me quedé allí de pie esperando a que la profesora y la directora acabaran de registrarme en la lista de la clase y me asignaran un sitio para sentarme y así pasar un poco más desapercibido. Aunque la mirada y sonrisa que me dedicó una chica morena que había sentada, de alguna manera me tranquilizó.

— Alumnos, este es Erick Reed —la directora se volvió a mi —y espero que surjan buenas amistades para él y que vosotros lo recibáis con los brazos abiertos. —Está bien Erick, acompáñame, te voy a presentar a unos cuantos chicos del clase. —me dijo a mí.

Acompañé a la directora dándole las gracias por la presentación y la seguí.

— Erick, estos son algunos de tus compañeros. —dijo parando delante de un grupo de chicos. —Estoy seguro de que Pol y sus amigos te recibirán muy bien entre ellos.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora