CAPÍTULO 13

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Reunión de familia, espías y el banco favorito.

Emma Walsh

Al salir de clase a última hora, Pol y yo nos fuimos a mi librería favorita para comprarme un libo, y es que adoraba leer.

Desde pequeña había usado los libros como método de escape cuando la situación me superaba, y desde entonces se había convertido en mi pequeño vicio.

La librería era mágica y sus dueños eran una pareja de ancianos, a los que quería como si fueran de mi familia.

— Emma querida, cuánto tiempo sin verte. —dijo la señora Ray cuando entré en la librería.

— Erna. —la abracé. —hola Walter. —le dije a su marido, que estaba detrás del mostrador, saludando con la mano.

— ¿Qué te podemos ofrecer?

— Pues lo de siempre, un libro que me transporte a otro sitio.

— ¿Ya has leído Harry Potter?

— Lo ha hecho y como unas 10 veces. —intervino Pol.

— ¿Crepúsculo?

— Vi alguna de las películas hace tiempo, pero no, no lo he leído.

— Pues ya está, vas a leerlo. Además, lo tenemos en descuento si te llevas la saga entera.

— Genial. —me acerqué al mostrador para pagar, pero Pol me frenó.

— Te los regalo. —dijo sacando su tarjeta.

— Pol...

— Cóbrese por favor. —le dio su tarjeta a Walter.

Cuando salimos de la tienda, me quedé mirando el escaparate un rato en busca de algún otro libro que me llamase la atención, pero Pol no dejaba de quejarse de que se quería ir ya porque quería comer.

— Venga Emma, que ya te llevas cinco libros.

— Ya lo sé, pero para la próxima vez que vuelva. —dije empezando a caminar. —Por cierto, no me vuelvas a comprar nada, no quiero que gastes tu dinero en mí.

— De nada Emma, me alegro de que te gusten los libros. —me contestó irónicamente.

— Perdón perdón, muchas gracias por los libros Pol. —le dije mientras le daba un pequeño beso en los labios.

— Eso me gusta más. —sonrió de forma divertida. —A propósito, si crees que se me va a olvidar lo de esta mañana, lo llevas claro.

— ¿El qué? Ya no me acuerdo. —mentí.

— Lo de las reglas, nuestro juego, pacto o como quieras llamarlo.

— Ah eso.

— ¿Ah eso? —repitió. —me esperaba algo más de entusiasmo.

— Pues véndelo mejor. —dije soltando una carcajada.

— ¿Tienes una hoja y un lápiz?

— Sí. —dije sacando un cuaderno y un lápiz de mi mochila.

— Empecemos:

1. No tenemos etiquetas entre nosotros, somos Pol y Emma.

— Vale, ahora yo.

2. Aunque no seamos nada oficial, sinceridad, ante todo.

3. Poder estar con el grupo más veces.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora