CAPÍTULO 30

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Punto y aparte.

Emma Walsh

Cerré los ojos y pensé en que pedir, al principio dudé, pero después de segundos supe que lo que había pedido era lo que deseaba.

Cuando abrí los ojos, vi a Erick sonriendo mientras miraba su móvil.

—    ¿Qué pasa? —Dije asomándome a su pantalla para ver a que le sonreía así. — ¡Erick! —Me quejé al ver que me había hecho una foto.

—    Es la foto más bonita que nunca he visto.

—    Exageras.

—    No lo hago. —Contestó para luego volver a mirarme y guardar su móvil en el bolsillo. — ¿Nos vamos ya?

—    Vámonos. —Dije saliendo detrás de él.

Erick y yo bajamos hacia el salón donde sus hermanos discutían sobre algo del partido de fútbol que aún seguían viendo.

—    Nos vamos. —Anunció él.

—    ¿No os queréis quedar a cenar? Es noche de pizza. —Dijo Mia.

—    Tenemos cosas que hacer. —Dijo y me sonrió. —Y mañana tenemos clase.

—    Está bien. —Dijo ella. —Y felicidades Erick. —le dijo Mia a su hermano.

—    Gracias. —dijo él sonriendo.

—    Espero volver a veros pronto. —Dijo Jon enfatizando veros en plural.

—    Ha sido un placer. —Les dije yo a los dos mientras Erick tiraba de mi hacia la entrada.

—    Adiós Emma, adiós Rick. —Nos gritó Jon cuando salimos al jardín.

—    ¿Rick? —Le pregunté a Erick cuando ya estábamos lejos de sus hermanos.

—    No me llames así nunca. —Dijo rodando los ojos.

—    ¿Cómo Rick?

—    Emma...

—    Lo siento Rick, es que no sé qué me dices.

Erick se giró hacia mí, se agachó y me cogió dejándome boca abajo.

—    ¡Suéltame Erick! —Grité.

—    Si me juras no llamarme por ese ridículo apodo.

—    Está bien, está bien... —Cedí yo, haciendo que me soltara justo delante de la moto.

—    Ahora, ponte el casco y vámonos. Tenemos cosas que hacer. —Dijo enfatizando esa última frase, haciéndome negar con la cabeza, mientras sonreía.

—    Erick, espera. —Dije yo. —Déjame pasar antes por mi edificio y cojo mis cosas para mañana el instituto. Además de coger un pase para poder dormir en tu habitación.

—    ¿Un pase?

—    Si. —Contesté sacando mi teléfono. —Eso de que no puedes estar en el edificio del otro sexo pasadas equis horas... no es verdad del todo. Si tienes pases, puedes quedarte a dormir allí. Y a mí me quedan unos cuantos. —Expliqué mientras le escribía un mensaje a Rain para que me preparar las cosas. —Y creo que esta vez sí debería ir a por él.

—    Creo que será lo mejor, no quiero que te vuelvas a meter en líos.

—    Le he escrito a Rain, cuando lleguemos solo será subir y listo.

—    Genial.

A medida que íbamos acercándonos a la residencia, los nervios me estaban consumiendo.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora