Emma, mi Emma
Erick Reed
— ...puede oírme?
Cuando empecé a abrir los ojos, sentí como varias personas me subían a una camilla y me cubrían con un tipo de manta que hacía que entrara poco a poco en calor. Una mujer que iba a mi lado no dejaba de hablarme, pero solo era capaz de escuchar zumbidos que se parecían algo a una voz.
— ¿Cómo... te llamas? —Escuche con dificultad. — ¿Me oyes?
Preguntó al ver que no contestaba y había abierto los ojos, así que yo asentí con mucho dolor en la cabeza.
— ¿Puedes intentar decirme tu nombre? —Me preguntó de nuevo
— Erick. —Dije con un hilo de voz.
— Está bien Erick, ¿Recuerdas lo que pasó? —Negué con la cabeza.
— Sus niveles de alcohol y drogas en sangre son elevadísimo doctora.
— No... Yo no... —Dije levantándome de golpe al escuchar a aquel enfermero decir eso.
— Erick tienes que estar tranquilo, es importante que respondas a mis preguntas ahora. —Dijo volviendo a recostarme sobre la camilla. — ¿Recuerdas lo que pasó?
— No.
— ¿Eres consciente de haber tomado esos estupefacientes?
— No... Yo no tomé nada.
— ¿Sabes cómo llegaste aquí?
— Con unos amigos. —Contesté. —Pero no estoy seguro.
— ¿Sientes dolor en algún lado más del cuerpo?
— La cabeza y las costillas.
— ¿Qué sientes exactamente en tu cabeza Erick?
— No recuerdo nada claro, solo siento dolor, mucho dolor.
— Puede que tengas algo de amnesia temporal, pero lo más seguro es que te llevemos al hospital para que te revisen.
— Yo... no puedo. —Dije volviendo a hacer el amago de levantarme, con la mala suerte de que esta vez sentí un gran pinchazo en el costado, que hizo que me retorciera de dolor y empezara a verlo todo negro.
— ¡Preparar la ambulancia! —Gritó la doctora. —Erick, intenta mantener los ojos abiertos, háblame sobre algo, pero no cierres los ojos.
Y entonces vi una cara, ya no sé si era por los delirios o por qué, pero la vi a ella.
— Emma Walsh. —Dije en voz baja.
— ¿Quién es ella Erick? —Dijo la doctora subiendo a la ambulancia conmigo.
— Emma Walsh. —Repetí, mientras sentía como los ojos se me inundaban de lágrimas. —Emma...
— Está bien, no te preocupes. —Dijo y me acarició el brazo, para luego dirigirse a su compañero que me estaba colocando una vía en el brazo. —Martin, busca a esa chica y llámala.
Hasta el próóóóximo ❤✨👋🏼
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Quererte sin querer
RomanceEmma, soñaba con un amor de libros, donde la protagonista lo daba todo por el chico del que estaba enamorada. Pero se dio cuenta que en la realidad eso no existía, que no eran más que cuentos, que se le contaban a los niños para hacerles creer que e...