CAPÍTULO 36

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Al final las sombras me cubren.

Erick Reed

Cuando llegué a la residencia, subí las escaleras hasta la planta 5, y me coloqué delante de la puerta 153.

Respiré.

Acerqué la mano a la puerta y di tres toques.

Una chica morena y bastante guapa abrió la puerta. Llevaba puesto un vestido de lentejuelas muy ceñido, parecía que se estaba arreglando.

— ¿Carol? —Pregunté con temor, por si esa no era Carol, la novia de James, y mis recuerdos me pasaban una mala jugada.

— Soy yo. —Dijo mirándome de arriba abajo. — ¿Y tú eres...?

— Carol... ¿Hay algún problema? —Dijo James dentro de la habitación, Carol se apartó de la puerta dejando un campo de visibilidad para que él me viera.

— ¡Erick Reed! —Dijo acercándose a mí. —Cuanto tiempo. —Me extendió la mano para que se la estrechara. —Pensaba que no nos volveríamos a ver, después de que rechazaras venir a la fiesta.

— Si bueno es que hubo unos... eh... problemillas y no pudimos...

— Da igual no te preocupes. —Dijo apoyándose en el marco de la puerta con una gran sonrisa, un tanto inquietante. —Si estás aquí es por algo, ¿No? —Levantó una ceja.

— La verdad es que sí.

— Pasa y lo hablamos.

— ¿Cómo? —Me preguntó Gress otra vez.

— James, el de la planta 5.

— De eso me he enterado, ¿Pero de que conoces tú a esos tíos? —Me preguntó mientras me probaba la quinta camiseta. — ¿Estás seguro de salir con ellos?

— Son buena gente. —Dije mientras me ponía una camiseta blanca y encima una chaqueta vaquera.

— Si quieres voy contigo. —Dijo mirándome con cara de preocupación.

— Tienes planes con Morgan y no eres mi niñera para estar siempre detrás de mí. —Dije recogiendo lo que había puesto de por medio. —Además, ya es hora de que salga un poco ¿no?

— Me quedaría más tranquilo si Emma...

— No, nada de Emma.

— Pero podría ir contigo.

— No.

— Erick.

— No. —Volví a decir. —Voy a estar bien.

— Porque eres mi amigo, sino no, no me fiaría de ti.

— Gracias. —Dije mientras salíamos los dos de la habitación.

— Ten cuidado, los universitarios están mal de la cabeza.

— Lo sé, mamá. —Le contesté alejándome hacia las escaleras.

Cuando dejé a Gress atrás, bajé y me fui hacía la entrada de la residencia a esperar allí a James y sus amigos. Iba a sentarme en uno de los bancos de fuera al ver que no venía nadie, cuando un coche negro paso por delante y me pitó.

— Vamos Reed. —Gritó James asomándose por la ventanilla del coche.

Me abrieron la puerta de atrás desde dentro y entré, en el coche iban James y Carol sentados delante y detrás una chica morena que me miraba curiosa.

— Ella es Amy, una amiga del colegio. —Me dijo Carol que se había girado para mirarme. —Vas muy mono Reed.

— Gracias. —Dije y sonreí.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora