CAPÍTULO 19

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Un golpe de realidad.

Emma Walsh

No sabía cuántas horas llevaba bailando, cuanto había bebido y menos aún donde estaba el grupo, hacía unos minutos estaba con las chicas bailando y ahora no encontraba a nadie.

Un poco mareada, decidí ir hacia el reservado para ver si alguno seguía allí.

— Emma, llevaba buscándote un buen rato. —Me dijo Pol, que se levantó del sofá donde estaban unos amigos de él, cuando llegué.

— Pues para estar buscándome tenías el culo bien pegado al sofá.

— Oye fierecilla —me dijo y me cogió de la cintura. —ya estás conmigo, así que qué más da. —fue a darme un beso, pero alguien nos interrumpió.

— Ronda de chupitos para mis chicos. —gritó Ivy que apareció por nuestra derecha con una bandeja llena de chupitos. —Vaya, si ha llegado el alma de la fiesta.

— Tengamos la fiesta en paz chicas. —nos avisó Pol. — ¿Por qué no nos sentamos todos y disfrutamos de esta noche?

— Claro. —dije y sonreí.

— Esa es mi chica. —Pol me cogió de nuevo de la cintura y pegó nuestros labios, para un beso bastante pasional, al que respondí enseguida.

— Si solo vais a disfrutar vosotros de la noche, podéis iros a otro sitio. —Se quejó Ivy.

— ¿Celosa? —pregunté.

— Emma, tiene razón, podríamos ir a otro sitio. —dijo Pol.

— Pero es que yo no quiero irme, además tengo todo el derecho a besarme contigo donde quiera.

— ¿Puedes relajarte? —Me dijo Pol con un tono más serio.

— Estoy relajada.

— Pues no lo pereces. —dijo Ivy haciendo que los amigos de Pol se rieran.

— ¿Vas a dejar que se rían? —Le pregunté a Pol enfadada.

— Es que estás montando un espectáculo. —me dijo al oído. —Mejor nos vamos.

— Que no quiero irme Pol. No. Quiero. —le repetí.

— Pues relájate. —dijo ya en voz alta y cogiéndome de la muñeca.

— ¡Que estoy relajada! —grité.

— ¿Sabes qué? Cuando se te pase este cabreo tonto de niña pequeña, me buscas. —después de decir eso, me soltó.

— Para la próxima intenta no aguarnos la fiesta. —Me dijo Ivy en bajito mientras seguía a los chicos. —Aunque bueno, mejor así y quizá yo pueda seguir lo que tú no has terminado con Pol...

— Ni se te ocurra decir nada más.

— ¿O qué? —me dijo esta vez poniéndose delante de mí.

Y pasó, no sé ni cómo, ni porque, pero levanté la mano y le pegué una bofetada. Por un segundo me sentí bien, no iba a mentir, pero cuando me quise dar cuenta de lo que había hecho, ya era demasiado tarde, porque Ivy me devolvió el manotazo con más fuerza. Lo que hizo que todo el mundo se girara a vernos.

— ¡Estás loca! —Le chillé llevándome la mano a mi mejilla.

— ¡Pero si me has pegado tú antes!

— ¡Me acababas de decir prácticamente que te lo ibas a montar con Pol!

— Emma. —Intervino Pol. —Creo que deberías calmarte.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora