CAPÍTULO 22

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Pasamos de blanco a oscuro.

Emma Walsh

No entendía que acababa de pasar, no sabía a qué se refería Erick con lo que acababa de decir y lo peor de todo; no era capaz de medir las cosas que decía. Ya no sabía si por el alcohol que aun corría por mis venas, o porque todo lo que estaba sintiendo esa noche era real e intenso.

Alcancé el bote de gel, después de haberme quitado la ropa interior, y me eché un poco sobre las manos, para empezar a extenderlo por el cuerpo, pasé mis dedos por la nuca, donde aún sentía el cosquilleo por el tacto de la piel de Erick.

Sabía que quizá no había sido bueno venir aquí con él, pero es que cada vez que pasaba más tiempo con él, más me costaba alejarme.

Sacudí la cabeza, con el fin de sacarme esos pensamientos de la mente y salí de la bañera. Me envolví con las toallas que Erick me había preparado, me sequé y dejé mi ropa interior encima del calefactor. Me puse la ropa que me había dejado; los mismos pantalones que cuando dormí aquí por primera vez y esta vez una camiseta de manga larga que parecía de un pijama. Me quité la toalla que tenía enrollada en el pelo y me lo dejé caer sobre la espalda.

Cuando salí del baño, lo último que me esperaba ver, era a Erick quitándose los pantalones.

— Oh Dios mío. —dije tapándome los ojos —perdón, perdón.

— Da igual Emma, solo son calzoncillos. —dijo riéndose.

— ¿Y qué?

— Que yo te he visto hace un rato en ropa interior. —me contestó. —Ya estamos en paz.

— Ya, pero... —me quité las manos de los ojos y vi que se había puesto ya unos pantalones de pijama.

— ¿Quieres beber algo?

— No. —dije negando con el dedo y sentándome en el borde de su cama. —creo que hoy mi cuerpo no acepta ninguna bebida más.

— Como quieras. —se dio la vuelta hacia una mini nevera a coger un refresco y aproveché para observarle bien la espalda, ya que estaba sin camiseta.

— Bonito tatuaje. —dije cuando vi un pequeño sol tatuado un poco más debajo de su nuca.

— No es nada importante, simplemente está ahí. —me dijo usando el mismo tono que usaba siempre que intentaba averiguar algo sobre él o su pasado.

— Cuando te tatúas algo es por alguna razón, no así sin más.

— El mío es sin más, me apetecía y me lo hice.

— No te creo...

Erick me miró para que no siguiera con el tema.

— Pero aceptaré tu respuesta.

— Gracias. —Dijo tumbándose bocarriba al lado de donde yo estaba.

— Cuéntame algo de ti. —dije poniéndome boca abajo donde estaba sentada para así poder mirarle cuando hablase.

— Ya sabes casi todo, no soy un hombre de misterios.

— Y tanto que lo eres. —rebatí.

— Pregúntame y contesto. —acabó por decirme.

— ¿Por qué viniste aquí?

— Necesitaba un cambio de aires. —dijo encogiéndose de hombros.

— ¿En qué sentido?

— Cambiar de gente, de ciudad, de instituto... —dijo y suspiró. —Ya sabes, ese tipo de cosas.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora