Dolor de corazón.
Emma Walsh
— ¿Me puede explicar alguien por qué hay tanta gente en el coche? —Pregunté desde la parte de atrás.
— Es mi coche. —Dijo Gress.
— Yo soy su novia. —Contestó Morgan girándose hacia mí.
— ¿Y vosotras? —Les pregunté a Hazel y Rain que estaban sentadas a mis lados.
— Ehhhh... —Dijo Rain.
— Hemos venido a hacerte compañía. —Acabó Hazel por ella.
— Claro, no querrás estar todo el viaje escuchando como Gress y Morgan se piropean y se dicen cosas guarras.
— Yo no digo cosas guarras. —Le dijo Morgan a Rain.
— Lo que sea. —Dijo Hazel sonriéndome. —Venimos a hacerte compañía.
— Habéis venido las tres, solo porque queréis saber cómo es la casa de Erick.
— Que va. —Dijo Morgan.
— Han venido por eso. —Dijo Gress ganándose un tortazo en el brazo, por parte de Morgan. —Auch.
— Tu aquí ni pinchas ni cortas, cariño.
— Además, venimos porque queremos saber cómo te sientes.
— ¿Sentirme cómo, Rain?
— Ya sabes. —Dijo ella. —Estar sola con Erick en su casa, sin nadie, sin tener coche con el que volver...
— Esta noche follas. —Dijo Morgan.
— ¡Morgan! —Exclamé.
— Son señales muy claras. —Dijo encogiéndose de hombros.
— Es solo una cena. —Dije. —No hay más.
Morgan que había estado girada, se volvió hacia su asiento y puso algo de música en la radio, los veinte minutos hasta llegar a la barrera que daba paso a la urbanización, fueron tranquilos.
— ¿Dónde vais? —Preguntó el guarda a Gress.
— A casa de Erick Reed.
— Oh, sí. Me dijo que vendríais. —Volvió hacia la cabina, pulsó un botón y la barrera subió.
— No me creo que estemos entrando aquí. —Dijo Rain. —¿Recuerdas todas las veces que intentamos entrar aquí en Halloween?
— Volvíamos todo el viaje en coche, llorando. —Recordé.
— ¿Por qué queríais venir aquí? —Preguntó Morgan.
— Decían, que daban las mejores chucherías de todos los pueblos y ciudades de alrededor.
— Incluso una vez, escuche que daban dinero si se quedaban sin chucherías. —Dije yo.
— ¿Cómo van a dar dinero? —Preguntó Gress negando con la cabeza.
— Se lo pregunté a Erick, y me dijo que era verdad. —Dije asomando la cabeza entre los dos asientos para guiar a Gress. —Sigue hasta el semáforo, y después sube la cuesta.
— ¡Dios mío, la casa del final de la colina es gigante! —Dijo Morgan.
— Seguro que ahí vive la familia con más dinero de aquí.
— Pues sí. —Contesté yo.
— No me jodas que sabes quien vive allí. —Dijo Rain mirándome incrédula.
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Quererte sin querer
RomanceEmma, soñaba con un amor de libros, donde la protagonista lo daba todo por el chico del que estaba enamorada. Pero se dio cuenta que en la realidad eso no existía, que no eran más que cuentos, que se le contaban a los niños para hacerles creer que e...