CAPÍTULO 51

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Dolor de corazón.

Emma Walsh

— ¿Me puede explicar alguien por qué hay tanta gente en el coche? —Pregunté desde la parte de atrás.

— Es mi coche. —Dijo Gress.

— Yo soy su novia. —Contestó Morgan girándose hacia mí.

— ¿Y vosotras? —Les pregunté a Hazel y Rain que estaban sentadas a mis lados.

— Ehhhh... —Dijo Rain.

— Hemos venido a hacerte compañía. —Acabó Hazel por ella.

— Claro, no querrás estar todo el viaje escuchando como Gress y Morgan se piropean y se dicen cosas guarras.

— Yo no digo cosas guarras. —Le dijo Morgan a Rain.

— Lo que sea. —Dijo Hazel sonriéndome. —Venimos a hacerte compañía.

— Habéis venido las tres, solo porque queréis saber cómo es la casa de Erick.

— Que va. —Dijo Morgan.

— Han venido por eso. —Dijo Gress ganándose un tortazo en el brazo, por parte de Morgan. —Auch.

— Tu aquí ni pinchas ni cortas, cariño.

— Además, venimos porque queremos saber cómo te sientes.

— ¿Sentirme cómo, Rain?

— Ya sabes. —Dijo ella. —Estar sola con Erick en su casa, sin nadie, sin tener coche con el que volver...

— Esta noche follas. —Dijo Morgan.

— ¡Morgan! —Exclamé.

— Son señales muy claras. —Dijo encogiéndose de hombros.

— Es solo una cena. —Dije. —No hay más.

Morgan que había estado girada, se volvió hacia su asiento y puso algo de música en la radio, los veinte minutos hasta llegar a la barrera que daba paso a la urbanización, fueron tranquilos.

— ¿Dónde vais? —Preguntó el guarda a Gress.

— A casa de Erick Reed.

— Oh, sí. Me dijo que vendríais. —Volvió hacia la cabina, pulsó un botón y la barrera subió.

— No me creo que estemos entrando aquí. —Dijo Rain. —¿Recuerdas todas las veces que intentamos entrar aquí en Halloween?

— Volvíamos todo el viaje en coche, llorando. —Recordé.

— ¿Por qué queríais venir aquí? —Preguntó Morgan.

— Decían, que daban las mejores chucherías de todos los pueblos y ciudades de alrededor.

— Incluso una vez, escuche que daban dinero si se quedaban sin chucherías. —Dije yo.

— ¿Cómo van a dar dinero? —Preguntó Gress negando con la cabeza.

— Se lo pregunté a Erick, y me dijo que era verdad. —Dije asomando la cabeza entre los dos asientos para guiar a Gress. —Sigue hasta el semáforo, y después sube la cuesta.

— ¡Dios mío, la casa del final de la colina es gigante! —Dijo Morgan.

— Seguro que ahí vive la familia con más dinero de aquí.

— Pues sí. —Contesté yo.

— No me jodas que sabes quien vive allí. —Dijo Rain mirándome incrédula.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora