CAPÍTULO 15

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No lo siento por ti, lo siento por mi.

Emma Walsh

Salí de la habitación de Erick confundida.

Porque sí.

Empezaba a sentirme atraída hacia él.

No estaba segura si era de forma sentimental, pero algo empezaba a sentir y eso hacía que me sintiera extraña.

Quise darme unos minutos para pensar mientras caminaba hacia donde había quedado con Pol, pero cuando lo vi aparecer y acercarse, algo empezó a inquietarse en mí.

— Hola. —dijo Pol.

— Hola. —le di un pequeño beso.

— ¿Todo bien?

— Sí, muy bien ¿y tú? —pregunté. —llevaba horas sin saber de ti.

— Bueno, he estado muy ocupado con las clases y todo eso, pero te prometo que está noche vamos a pasarlo muy bien. —dijo mientras me cogía de la cintura.

— Me alegra escuchar eso. —le dije y le di la mano.

— Estas muy guapa.

— No es nada del otro mundo lo que llevo.

Y lo decía de verdad, esa noche había elegido un vestido marrón corto ceñido, unas botas y el pelo como siempre.

— Pues ponte este vestido más veces, porque te queda genial. —me dijo y cambió de tema. —¿Qué has hecho esta tarde?

— He estado acabando con las chicas el disfraz para mañana y luego he quedado con Erick para hacer un trabajo de debate.

— No sabía que dabais clase de debate juntos.

— Sí y en el trabajo final, como nos sentamos juntos me ha tocado con él.

— Que aburrido. Ese chico me parece un aburrimiento.

— Un poco. —Mentí sin saber muy bien porque, ya que no pensaba aquello en absoluto. —Pero dejemos de hablar de él. —negué con la cabeza y sonreí. —Cuéntame algo tú sobre lo que has hecho hoy.

— Me he apuntado a las listas de fútbol. —me contó entusiasmado.

— Que bien.

— La verdad es que estoy muy ilusionado.

— ¿Y qué has hecho por la tarde?

— He estado con unos colegas, algunas amigas y poco más.

Se hizo un silencio durante un rato del camino, íbamos andando de la mano, hasta que la duda de que Pol podría haber estado con Ivy me surgió, y como sabía que Pol quería sinceridad, le pregunté.

— ¿Has visto a Ivy últimamente?

— Emma, solo somos amigos, no ha pasado nada. —me contestó rodando los ojos

— Pol, no he dicho nada eso, solamente te he preguntado si la has visto. —respondí tranquila. —Sabes que no me pone tranquila que esté aquí.

— Ella no va a hacer nada.

— No hablo solo de ella. —recalqué

— No empieces. —me paró en seco por la acera por dónde íbamos caminando.

— No empiezo nada, solo que estoy hasta las narices, de que cuando todo va bien siempre aparece y nunca trae nada bueno —contesté.

— Emma, no te alteres porque yo te quiero a ti. —dijo poniéndome las palmas de sus manos en la cara.

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora