No lo siento por ti, lo siento por mi.
Emma Walsh
Salí de la habitación de Erick confundida.
Porque sí.
Empezaba a sentirme atraída hacia él.
No estaba segura si era de forma sentimental, pero algo empezaba a sentir y eso hacía que me sintiera extraña.
Quise darme unos minutos para pensar mientras caminaba hacia donde había quedado con Pol, pero cuando lo vi aparecer y acercarse, algo empezó a inquietarse en mí.
— Hola. —dijo Pol.
— Hola. —le di un pequeño beso.
— ¿Todo bien?
— Sí, muy bien ¿y tú? —pregunté. —llevaba horas sin saber de ti.
— Bueno, he estado muy ocupado con las clases y todo eso, pero te prometo que está noche vamos a pasarlo muy bien. —dijo mientras me cogía de la cintura.
— Me alegra escuchar eso. —le dije y le di la mano.
— Estas muy guapa.
— No es nada del otro mundo lo que llevo.
Y lo decía de verdad, esa noche había elegido un vestido marrón corto ceñido, unas botas y el pelo como siempre.
— Pues ponte este vestido más veces, porque te queda genial. —me dijo y cambió de tema. —¿Qué has hecho esta tarde?
— He estado acabando con las chicas el disfraz para mañana y luego he quedado con Erick para hacer un trabajo de debate.
— No sabía que dabais clase de debate juntos.
— Sí y en el trabajo final, como nos sentamos juntos me ha tocado con él.
— Que aburrido. Ese chico me parece un aburrimiento.
— Un poco. —Mentí sin saber muy bien porque, ya que no pensaba aquello en absoluto. —Pero dejemos de hablar de él. —negué con la cabeza y sonreí. —Cuéntame algo tú sobre lo que has hecho hoy.
— Me he apuntado a las listas de fútbol. —me contó entusiasmado.
— Que bien.
— La verdad es que estoy muy ilusionado.
— ¿Y qué has hecho por la tarde?
— He estado con unos colegas, algunas amigas y poco más.
Se hizo un silencio durante un rato del camino, íbamos andando de la mano, hasta que la duda de que Pol podría haber estado con Ivy me surgió, y como sabía que Pol quería sinceridad, le pregunté.
— ¿Has visto a Ivy últimamente?
— Emma, solo somos amigos, no ha pasado nada. —me contestó rodando los ojos
— Pol, no he dicho nada eso, solamente te he preguntado si la has visto. —respondí tranquila. —Sabes que no me pone tranquila que esté aquí.
— Ella no va a hacer nada.
— No hablo solo de ella. —recalqué
— No empieces. —me paró en seco por la acera por dónde íbamos caminando.
— No empiezo nada, solo que estoy hasta las narices, de que cuando todo va bien siempre aparece y nunca trae nada bueno —contesté.
— Emma, no te alteres porque yo te quiero a ti. —dijo poniéndome las palmas de sus manos en la cara.
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Quererte sin querer
RomansaEmma, soñaba con un amor de libros, donde la protagonista lo daba todo por el chico del que estaba enamorada. Pero se dio cuenta que en la realidad eso no existía, que no eran más que cuentos, que se le contaban a los niños para hacerles creer que e...