CAPÍTULO 32

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Calcos de ti.

Emma Walsh

— Vamos Emma. —Me dijo una voz mientras me movía de un lado a otro. —Emma...

— Shhh —Dije mientras cogía la almohada que tenía a mi lado y me tapaba la cara.

— Quedan 15 minutos para que empiece la primera hora. —Oí que decía Erick, mientras se iba hacia el baño.

— Joder joder. —Dije reaccionando por fin y levantándome de la cama, yendo al baño también.

— Buenos días. —Me dijo Erick sonriendo al ver cómo iba vestida. —Podría acostumbrarme a levantarme todos los días y verte solo con una camiseta mía. —Se acercó y me dejó un pequeño beso en los labios.

— Y yo a verte así de guapo. —Le guiñé el ojo y me volví a pegar a sus labios.

— Si seguimos así no vamos a llegar. —murmuró con sus labios pegados a los míos.

— No pasa nada. —Le dije.

— Si pasa, o es que acaso no recuerdas lo que me dijo mi padre.

— Mierda. —dije y me fui hacia la bolsa donde estaba mi uniforme. Lo estiré sobre la cama y empecé a ponérmelo. Erick salió del baño a los cinco minutos vestido, y me dejó entrar para peinarme. Opté por recogérmelo y peinarme un poco el flequillo.

— Quedan 10 minutos. —Me gritó desde fuera

— Ya voy. —Dije saliendo del baño y cogiendo mi mochila y mi móvil. — ¿Cómo nos vamos, si el bus ya habrá salido?

— En moto. —me contestó sonriendo.

Por suerte Erick y yo llegamos unos cuatro minutos antes de que el timbre sonara para dar inicio a las clases.

— Nos vemos después. —Dije dándole el casco.

— Adiós amor. —Me contestó y guiñó un ojo.

Me giré y me despedí con la mano mientras me dirigía hacia mi clase de biología. No llevaba ni la mitad del pasillo recorrido, cuando me llegó un mensaje.

ERICK:

Esa falda te sienta de maravilla.

EMMA:

No mires, pervertido.

ERICK:

Como no hacerlo si solo voy a escasos metros de ti.

Me giré para comprobarlo y era cierto, Erick iba por detrás de mí con una sonrisa que iluminaba todo el pasillo.

EMMA:

Cuidado con la baba.

ERICK:

Ya ves el efecto que causas en mi ;)

Iba a contestar cuando un brazo me rodeó.

— Hola guapa. —Me dijo Rain.

— Dios mío, pensaba que eras otra persona. —Dije y me giré, para comprobar que Erick ya no estaba.

— ¿Qué tal? —Me preguntó divertida.

— Bien.

— ¿Solo bien?

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora